Algunos aseguran que La Gioconda es un autorretrato de Leonardo da VinciNon mi legga chi non e matematico
(No me lea quien no sea matemático)
Leonardo da Vinci
 

Un cuadro alegórico

Los Embajadores, un cuadro plagado de símbolos. Pulsa sobre la imagen para ampliarla  (1.4 Mb).Leonardo da Vinci, el hombre renacentista, inventor, pintor, músico, etc., estimaba mucho las matemáticas. Da Vinci halla en ellas el rigor necesario para convertir una observación en una ley universal.

Da Vinci (se pronuncia "vinchi") es posiblemente el inventor de un método de distorsión de la imagen basado en una particular perspectiva. Esta distorsión se conoce como anamorfismo.

El anamorfismo se puso rápidamente de moda. Permite a un pintor ocultar una figura en el cuadro, de forma que sólo sea reconocible su forma mirando la imagen desde un ángulo particular o con ayuda de espejos curvos o lentes.

En la obra Los embajadores (pulsa sobre la imagen para ampliarla: , Hans Holbein "el joven" (1497-1543) representa una escena cargada de símbolos. Además, utiliza el anamorfismo para ocultar la imagen que da un nuevo sentido al cuadro.

Aparentemente, se trata de una exposición de los poderes terrenales. Un embajador representa el poder político. El otro, el poder de la Iglesia (también político, claro).

Detrás, una variedad de objetos representa el poder del conocimiento de las ciencias y las letras (las siete artes liberales están simbolizadas en el cuadro).

Aquí se puede ver como la escuadra  y el compás (matemáticas) casi tocan al laúd y la partitura (música).

 

Lo que el pintor oculta pero permite reconocer desde un cierto ánguloSin embargo, la imagen oculta en la parte inferior del cuadro representa...

 

 

Pregunta: ¿Qué causa emoción?

Respuesta: El reconocimiento.

 

 

 

 

... la vanidad humana: todo ese poder es temporal. Al final, se encuentra la muerte (representada por la calavera).

Recordemos que en esta época el conocimiento estaba generalmente reservado a unos pocos, justo aquellos que tenían poder: los nobles, los ricos y los eclesiásticos. Es de ellos de los que se ríe Hans Holbein (se pronuncia “jolbain”) en su cuadro, no del conocimiento mismo.

 

 

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