Los sentidos introducción a la percepción

Tradicionalmente desde la Antigüedad distinguimos cinco sentidos, asociados cada uno de ellos a un sistema especializado, con receptores sensibles a estímulos físico-químicos específicos: luz, vibraciones sonoras, moléculas químicas, presión, vibraciones mecánicas y variaciones de temperatura. Hay que añadir la cinestesia, la facultad por la que conocemos la posición espacial de nuestro cuerpo. Los experimentos realizados con miles de personas permiten darnos una idea aproximada (medias estadísticas) del umbral de sensibilidad de cada uno de nuestros sentidos. Vista: somos capaces de distinguir la luz procedente de la llama de una vela situada a 48 kilómetros en una noche oscura y sin nubes. Oído: podemos detectar el tic-tac de un reloj de pulsera a 7 metros, en condiciones de silencio. Tacto: puedes sentir la presión del ala de una abeja que cae sobre tu mejilla desde 1 cm de altura. Olfato: podemos detectar el olor de una gota de perfume difundida en todo el volumen de un apartamento de tres habitaciones (100 metros cúbicos). Gusto: detectamos la dulzura de un azucarillo (5 gr) diluido en 8 litros de agua. Cinestesia: depende del aprendizaje. Un jugador de baloncesto puede botar la pelota con total precisión mientras mira a otro sitio. Un veterano conductor extiende su sentido espacial hasta los límites del vehículo.

 

 

En una isla de la costa de Maine, en Estados Unidos, el frailecillo de la izquierda está entre tres imitaciones de cartón piedra, colocados por la asociación ecológica National Audubon Society. Los frailecillos habían desaparecido de esta costa a principios del siglo XIX, debido a la caza masiva. Ahora se está promoviendo una campaña de repoblación. Al parecer, las imitaciones de estos animales funcionan a la hora de atraerlos, sin duda por la falta de experiencia de estos animales con simulaciones de este tipo.

 

El fondo de una piscina puede parecer mucho menos hondo de lo que en realidad es, debido a la REFRACCIÓN.

 

 

Un espejo NO invierte derecha-izquierda, ni por supuesto arriba-abajo. Lo único que invierte es el punto de vista de la imagen, que pasa a ser "desde atrás" a ser "desde delante". Imagina que señalas tu imagen con el dedo. Tú ves tu dedo "desde atrás" apuntando hacia el espejo, y ves el reflejo de tu dedo "desde delante" apuntando hacia ti. ¿Por qué entonces nos parece que el espejo invierte derecha-izquierda? Pues porque se produce el efecto psicológico de que nos cuesta aceptar que la imagen que vemos es la nuestra propia, como si usurpase nuestra personalidad. Consideramos a la imagen como otra persona distinta y, claro, de ser así, lo que nosotros tenemos a la derecha nuestro "doble" lo tendría a la izquierda.

 

 

Como se produce el arco iris

1- Hay dos gotas en la ilustración. El rayo superior atraviesa una gota (rayas continuas) se refracta, se refleja en el fondo de la gota y se vuelve a refractar cuando sale de ella. Debido a las diferentes longitudes de onda de cada color, sólo el que tiene una longitud de onda más larga (el rojo) llega al ojo del observador.
2- Sólo un color llega de cada gota. Pero hay muchas gotas en diferentes lugares. Como la luz se refleja en todas del mismo modo, de cada una recibiremos distintos colores dependiendo de dónde se encuentren. Una gota situada por debajo de la anterior hará llegar al observador una longitud de onda más corta (azul). Por eso los azules están en la parte baja del arco iris y los rojos en la parte alta. El verde, cuya longitud de onda está entre ambos, se situará en la parte media del arco iris.
3- Todos estos colores forman un semicírculo porque fuera de él ningún reflejo de otra gota llega al observador (pero sí a otros observadores en distintos lugares). Cuando veas un arco iris con un amigo, ten la certeza que cada uno está viendo en realidad su arco iris en distinto lugar que el otro.
 

 

Esta fotografía no está retocada. Parece que el fotógrafo tuvo mucha suerte al encontrarse con un arco iris justo detrás del Partenón. ¿O no fue cuestión de suerte? El fotógrafo sabía que, como decíamos, un arco iris no tiene una posición fija, sino que se mueve con el observador. No fue cuestión de suerte, sino que el fotógrafo se movió entre el sol y el Partenón hasta hacer coincidir el arco iris con ese monumento.

 

 

 

 

UN SOL CUADRADO: ESTO NO ES UN FOTOMONTAJE. LA FOTOGRAFÍA ES REAL.

 

 

 

Distorsión topológica.

1º- Un vaso de agua basta para desviar la luz y distorsionar una imagen. A cada punto de luz original le corresponde uno en la imagen distorsionada, sin rupturas.

2º- Un espejo ondulante desvía la luz y distorsiona la imagen, sin cortes. La imagen aparece distorsionada, pero conserva ciertas propiedades (llamadas "topológicas") del original. Por ejemplo, por mucho que se distorsione de esta forma la imagen, la lente de la cámara siempre estará rodeada por su anillo (se conservan las propiedades de "interior" y "exterior").

3º- Un espejo sobre una superficie cilíndrica desvía la luz y distorsiona la imagen, sin cortes, en este caso "a lo ancho" La imagen aparece distorsionada, pero conserva ciertas propiedades (llamadas "topológicas") del original. Por ejemplo, por mucho que se distorsione de esta forma la imagen, las franjas de color amarillo y rojo de la imagen nunca se juntarán, pues las bandas blanca y naranja siempre lo impedirán (se conserva la propiedad de "continuidad").

 

 

Visión Binocular

Gracias a que tenemos dos ojos podemos percibir las distancias y la profundidad con bastante exactitud. En cambio, cuando vemos una imagen plana tendremos que interpretarla en base a nuestra experiencia, por lo que puede engañarnos fácilmente. Ž La ilustración muestra el esquema de las imágenes de dos objetos en la retina de ambos ojos y su proyección en la corteza cerebral. Al observar dos objetos en el campo visual, fijamos la atención en alguno de ellos (el punto rojo). Para hacer esto, debemos efectuar dos acciones: 1) deformar los cristalinos para enfocar la imagen en la retina y 2) mover los ojos de manera que centren al objeto en el área más sensible de la retina (la fóvea). Al efectuar este último movimiento, la proyección en la corteza cerebral de ambas imágenes de ese objeto coinciden en la misma región y al mismo tiempo las imágenes del otro objeto (el punto azul) estarán mal enfocadas y se proyectarán en zonas distintas de la corteza.

 

Acerca tu cabeza (es más fácil que acercar la pantalla) hasta que tengas la imagen a tres centímetros de un ojo y tápate el otro. ¿Parecen rectas ahora las líneas curvas?. Esto es porque La curvatura de la parte posterior de la retina provoca una distorsión en la manera de percibir las líneas. Esta distorsión, corregida por el sistema visual gracias a la visión binocular y a la experiencia, es difícil de apreciar de manera consciente porque normalmente no miramos sólo con un ojo.

 

¡Milagro! Observa esta ilustración y acércate lentamente hacia ella. ¡Las manos llegarán a tocarse! Esto es porque cuando miras la ilustración, cada ojo está viendo una mano izquierda y una mano derecha. Las dos manos izquierda y las dos manos derecha casi coinciden. Con estas dos imágenes de cada mano el sistema visual reconstruye, al enfocarlas, una única imagen. Sin embargo, al acercarnos a la ilustración, las manos que se proyectan en cada ojo están cada vez más distanciadas. Cuando te parece que una mano toca a la otra es porque la mano izquierda, vista por el ojo izquierdo, se solapa con la mano derecha vista por el ojo derecho. Basta cerrar un ojo para que el efecto desaparezca instantáneamente. Otra forma de ver que las manos se juntan sin tener que acercarte es desenfocando la mirada: enfoca la mirada "detrás del monitor" y los dedos se tocarán.

 

 

Observa esta ilustración y acércate lentamente hacia ella. Ahora las dos mitades se juntarán.

 

Puedes ver un dedo en el aire gracias a esta divertida ilusión. Extiende los brazos y eleva las manos a la altura de tus ojos, como muestra la ilustración. Fija la mirada en una pared situada varios metros detrás, por ejemplo, la fachada de otro edificio. En cuanto mires a los dedos en vez de al horizonte, la ilusión desaparecerá. Verás cómo flota un tercer dedo, como en la imagen. Después intenta acercarlos a tu cara. ¿Te das cuenta de lo que ocurre? Al concentrar la vista en un punto lejano, los dos dedos se superponen porque la información de ambos ojos se simultanea de manera automática. Esta superposición se convierte en el "dedo flotante". A estas imágenes superpuestas se le conoce como "estereogramas".

 

 

Observa la estructura del ojo humano. La fóvea es el área en donde más se concentran los fotorreceptores: el milímetro cuadrado más valioso del cuerpo humano. Los fotorreceptores de color (conos) se distribuyen de forma diferente que los de luz débil (bastones) y se hallan muy concentrados en la fóvea (región del pico azul). MIRANDO LAS ESTRELLAS Si observaste atentamente el gráfico anterior, te darías cuenta que los conos están muy concentrados en la fóvea. Por el contrario, los bastones cubren gran parte de la retina. Los conos permiten ver los colores, pero necesitan para ello suficiente luz. ¿Te has dado cuenta que cuando estás en una habitación casi a oscuras ves los objetos pero no sus colores? Los bastones son los que se encargan de ver en condiciones de luz débil. Pero no pueden distinguir los colores. Como la fóvea se encuentra invadida por conos, cuando trates de distinguir una luz débil, como la de una estrella entre la bruma, es mejor que no la mires directamente sino que debes mirar a un punto próximo. Así su luz, al entrar en tu ojo, no caerá en la fóvea, por lo que habrá más posibilidades de que los bastones la detecten.

 

 

Cierra el ojo derecho y sitúa el izquierdo justo enfrente del número 3. Ahora acerca o aleja lentamente la cabeza. En algún lugar dejarás de ver el círculo amarillo. Este experimento es conocido como el experimento de Mariotte, quien lo observó por primera vez en el siglo XVIII. Repite el experimento colocando el ojo enfrente de otros números. ¿Observas que dejas de ver el círculo amarillo a distintas distancias, dependiendo del número elegido? La razón reside en que la parte de la retina que envía la información al cerebro mediante el nervio óptico no puede ver (pues en lugar de los fotorreceptores hay fibras nerviosas). Esta zona se conoce como "disco óptico" o "punto ciego". Cuando dejas de ver el círculo amarillo es porque su imagen cae precisamente dentro del punto ciego. Pasa a la siguiente pantalla para ver por qué, cuando cambias de número, el círculo amarillo desaparece a diferente distancia de la pantalla.

 

El ángulo que separa en tu retina el círculo amarillo de la fóvea es más grande cuanto más te acerques (a>b). Por tanto, necesitarás buscar un número más alejado del círculo cuanto más te alejes.

 

 

La escalinata de Penrose pulsa  para activar el video

 

El olfato

Podemos detectar unos 10.000 olores diferentes (100.000 para los profesionales del perfume), pero su clasificación sigue siendo un problema sin resolver. El olfato no es fundamental para la supervivencia de nuestra especie, y aunque es 10.000 veces más sensible que el gusto, sigue siendo un sentido relativamente poco desarrollado en el hombre, tal vez porque la aparición de la bipedia ha elevado nuestra nariz a más de un metro del suelo, lo cual sin duda ha contribuido a que dependamos en mayor medida de nuestros sistemas visual y auditivo. A ello se añade que en nuestra cultura occidental el olfato ha sido desvalorizado por Aristóteles y despreciado por el cristianismo, que tradicionalmente sólo ha tolerado los efluvios de incienso y el olor de santidad. Para filósofos como Descartes, Kant y Hegel el olfato era un sentido inestable, evanescente y con un papel desdeñable sobre el conocimiento. En cambio, los olores verán cambiar su estatuto al aumentar la importancia otorgada al cuerpo y a la sensorialidad: escritores y poetas aprecian la potencia sensual y el poder evocador de los olores, como se aprecia en la obra de Baudelaire, Zola o Proust.

 

 

Este es un divertido efecto gustativo que puedes realizar en compañía de alguien, Prepara unos trocitos de manzana y de pera, de tamaño y textura similar. Haz que un amigo se vende los ojos y se tape la nariz. Coloca un pedazo de manzana en su lengua. Deja que lo mastique. ¿Puede distinguir de qué fruta se trata? Entre prueba y prueba, pídele que se enjuague la boca simplemente con agua. Puedes variar el experimento, por ejemplo destapando su nariz y colocando bajo ella un trozo de pera mientras mastica la manzana. Este tipo de experimentos demuestran que el olfato es muy importante para discernir el sabor de los alimentos. Esto ocurre porque los receptores de la nariz responden a todo tipo de moléculas que no pueden las papilas gustativas. Por eso es una pérdida de tiempo servir una comida exquisita a alguien que padece un catarro severo.

EL PLACER DE LA BUENA MESA El aroma, compuesto por fracciones volátiles calentadas en la boca, aspiradas hacia la parte trasera de la cavidad bucal y percibidas por vía retronasal, alcanza la mucosa olfativa. El olfato, íntimamente ligado al gusto, participa del proceso de gustar. Varios miles de moléculas aromáticas se han identificado en los alimentos más corrientes; los especialistas del arte culinario saben de su fragilidad y que una cocción demasiado viva o larga puede desnaturalizarlas. El vino nos ofrece un ejemplo perfecto de esta complejidad: los aromas primarios, característicos de la cepa, presentan notas afrutadas (plátano, frambuesa,... ) o florales (tilo, rosa, acacia,... ), los procedimientos de vinificación añaden otros aromas secundarios; y la crianza aporta las notas de las especias, de vainilla o de frutas cocidas que darán al vino su bouquet. Tampoco hay que olvidar el resto de los sentidos, en particular la vista. Es cierto que comemos bastante "con los ojos". En un trabajo que recibió el premio "Coup de Coeur" 2001 de la Academia Amorim, se determinó que un mismo odorante sugiere en el vino tinto el aroma a grosella, y en el vino blanco aroma a pera.

¿TIENEN LAS MUJERES MEJOR OLFATO QUE LOS HOMBRES? Para ciertos olores, sí. Posiblemente el estrógeno (hormona femenina) determine esa diferencia sensorial, pues conforme aumenta o disminuye el nivel de estrógeno en el período menstrual, la mujer tiene mayor o menor sensibilidad olfativa. El olfato de la mujer alcanza su máxima agudeza durante la ovulación, cuando el nivel de estrógeno es mayor; y la mínima durante la menstruación, cuando dicho nivel es menor. Durante la gestación, dado que el estrógeno disminuye muchísimo, el olfato de la mujer es 2.000 veces menor que antes del embarazo. La curiosa proclividad de las gestantes a comer las más caprichosas combinaciones de alimentos (quizá pepinillos en vinagre con helado de nuez, que en condiciones normales rechazarían sin pensarlo dos veces) podría deberse, al menos en parte, a ese característico embotamiento del sentido del olfato.

Una distorsión táctil que tiene narices Intenta cruzar los dedos índice y corazón de una mano. Si consigues presionar con suavidad la nariz con la superficie lateral de los dedos, como en esta fotografía, te parecerá que tienes dos narices. La explicación es que estamos acostumbrados a percibir el lado izquierdo de un objeto con la superficie derecha del dedo. Al cruzar los dedos, las informaciones que proporcionan el sistema motriz y el táctil entran en conflicto, por lo que se crea la percepción ilusoria de dos narices.

Efecto muscular retroactivo descubierto por el científico Stuart Anstis. Necesitas dos varillas metálicas rectas. Dobla una de ellas, hasta que adquiera una forma curva, y acaríciala con suavidad durante al menos un minuto. Después cierra los ojos y acaricia la otra varilla recta. Te parecerá que está torcida.

Este es un divertido efecto muscular que puedes realizar en compañía de alguien. Haz que un amigo corra sobre una cinta mecánica durante tres minutos, con los ojos vendados. Inmediatamente después, ayúdalo a bajar y pídele que corra sin desplazarse y sin abrir los ojos. Correrá hacia delante aunque piense que se encuentra en el mismo sitio. Este efecto es similar a la experiencia que tienen algunas personas justo en el momento de abandonar una escalera mecánica de gran longitud.

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