Suetonio las vidas de los 12 césares


Octavio Augusto

 

I. Muchos monumentos atestiguan, que la familia de Octavio era en la antigüedad, de las primeras de Vélitres. Una parte importante de la ciudad se llamaba, desde mucho tiempo barrio Octavio, y se exhibía en ella un altar consagrado por un Octavio, que designado general en una guerra contra un pueblo vecino, y advertido un día, en medio de un sacrificio al dios Marte, de la repentina irrupción del enemigo, quitó de las llamas las carnes casi crudas de la víctima, las distribuyó según el rito, corrió al combate y regresó victorioso. Existía también un decreto que ordenaba ofrecer de la misma manera en lo sucesivo al dios Marte las víctimas y que se llevaran los restos a los Octavios.

II. Admitida esta familia entre las romanas por el rey Tarquino el Viejo, clasificada después por Serv. Tulio entre las patricias, pasó más adelante por voluntad propia a la condición plebeya. El primero de esta familia que obtuvo por sufragios del pueblo una magistratura fue C. Rufo, que siendo cuestor tuvo dos hijos, Cneo y Cayo, troncos de dos ramas de Octavios, cuyos destinos fueron muy diferentes: Cneo y todos sus descendientes desempeñaron los cargos más importantes del Estado. Pero Cayo y los suyos, bien por fortuna, bien por propia voluntad, permanecieron en el orden ecuestre hasta el padre de Augusto. El bisabuelo de éste sirvió en Sicilia durante la segunda Guerra Púnica, como tribuno militar, bajo el mando de Emilio Papo. Su abuelo no pasó de las magistraturas municipales  y envejeció en la abundancia y en la paz. Sin embargo, no convienen todos en esto, y el mismo Augusto escribió que procedía de una antigua y opulenta familia de simples caballeros, y que su padre fue el primer senador de su nombre. M. Antonio le echa en cara que su bisabuelo fue liberto, cordelero en el barrio de Thurium, y su abuelo, corredor. Sólo esto he encontrado con relación a los antepasados paternos de Augusto.

III. Su padre, C. Octavio, gozó desde joven de considerables bienes y de la pública estimación y me admira que algunos escritores le hayan hecho corredor y hasta agente para la compra de votos en las asambleas agrarias. Educado en la opulencia, alcanzó con facilidad las más elevadas magistraturas, desempeñándolas noblemente. Después de su pretura, designóle la suerte la Macedonia; en el camino destruyó los restos fugitivos de los ejércitos de Spartaco y Catilina, que ocupaban el territorio de Thurium, encargo extraordinario que le encomendó el Senado. En el gobierno de su provincia mostró tanta equidad como valor. Derrotó a los besos y a los tracios en una gran batalla, y trató tan noblemente a los aliados, que M. Tulio Cicerón, en muchas cartas que aún existen, exhorta a su hermano Quinto, procónsul entonces en Asia, donde no disfrutaba de muy buena fama, a que imitase a su vecino Octavio y mereciera, como él, gratitud de los aliados.

IV. Al regreso de Macedonia, y, antes de proponer su candidatura al consulado, falleció repentinamente, dejando de Ancaria, Octavia la mayor, y de Acia, su segunda esposa, Octavia la menor y Augusto. Acia era hija de M. Acio Balbo y de Julia, hermana de C. César Balbo, por parte de padre, era originario de Aricia, y contaba muchos senadores en su familia; por otra parte de madre, era pariente cercano de Pompeyo el Grande: honrado con la pretura, fue también uno de los veinte comisarios que, en virtud de la ley Julia, quedaron encargados de repartir al pueblo las tierras de la Campania. Sin embargo, fingiendo Antonio igual desdén hacia los antepasados maternos de Augusto, afirma que su bisabuelo era de raza africana, que tuvo una tienda en Aricia, unas veces de perfumes y otras de pan. Casio de Parma, en una de sus epístolas, no se contenta con llamar a Augusto nieto de panadero, sino también nieto de un corredor de dinero, diciéndole: La harina que vendía tu madre salía del peor molino de Arican, y el cambista de Nerulum la amasaba con sus manos ennegrecidas por el cobre.

V. Nació Augusto bajo el consulado de M. Tulio Cicerón y de Antonio, el IX de las calendas de octubre, poco antes de salir el sol, en el barrio Palatino, cerca de las Cabezas de Buey, en el sitio donde ahora existe un templo, que fue construido poco tiempo después de su muerte. En las actas del Senado, se ve, en efecto, que un joven patricio, llamado C. Letorio, convicto de adulterio, para evitar la rigurosa pena impuesta a este delito, alego ante los senadores su edad, su origen y especialmente su calidad de propietario y guardián en cierto modo, del suelo que había tocado Augusto al nacer; habiendo, pues, pedido gracia en consideración a este dios, que era como su divinidad particular y doméstica, consagrase por decreto la parte de casa donde había nacido Augusto.

VI. Todavía hoy, en una casa de campo perteneciente a sus antepasados, cerca de Vélitres, se enseña la habitación donde le lactaron, que es muy reducida y parecida a una cocina, siendo creencia en los alrededores de que nació allí. Deber religioso es no entrar en esta cámara sino por necesidad y con sumo respeto, porque, según una antigua creencia, el que tiene la audacia de penetrar en ella, se ve asaltado de repente por una mezcla de horror y de temor secretos; confirma este rumor popular el que, habiéndose acostado en esta estancia un nuevo propietario de la finca, ya sea por casualidad, ya por ver lo que ocurría, se sintió a las pocas horas arrebatado por repentina y misteriosa fuerza, encontrándosele moribundo delante de la puerta, adonde fue lanzado desde el lecho.

VII. En su infancia, y en memoria del origen de sus mayores, se le dio el nombre de Turino, aunque se dice también que la causa estuvo en que poco después de su nacimiento, su padre Octavio venció en territorio de Turino a los esclavos fugitivos. Puedo afirmar con certeza que se llamó Turino, porque tuve en mi poder una antigua medalla de bronce que le representa niño y cuya inscripción, en letras de hierro y casi borradas, expresa aquel nombre. Entregué esta medalla a nuestro príncipe, quien la colocó con piadoso respeto entre sus dioses domésticos. Otra prueba más: M. Antonio, creyendo ultrajarla, le llamó en sus cartas muchas veces Turino, contentándose Augusto con responderle, que extrañaba se quisiese injuriarle con su primer nombre. Tomó más adelante el de CESAR y al fin el de AUGUSTO: uno en virtud del testamento de su tío paterno, y el otro a propuesta de Munacio Planco, aunque algunos senadores deseaban que se le llamase Rómulo, por haber sido, en cierto modo, el segundo fundador de Roma. Prevaleció, sin embargo, el nombre de Augusto, porque era nuevo, y sobre todo porque era más respetable; en efecto, los parajes consagrados por la religión o por el ministerio de los augures se llamaban augustos, ya sea que esta palabra deriva de auctus (acrecentamiento), ya que proceda de gestus o de gustus, empleadas las dos en los presagios de las aves, según dice Ennio en este verso:

Augusto augurio postquam inclita condita Roma est .


VIII. Tenía cuatro años cuando perdió a su padre; a los doce pronunció, delante del pueblo reunido, el elogio fúnebre de su abuela Julia; a los dieciséis vistió la toga civil, y aunque por su edad estaba exceptuado aún del servicio, el día del triunfo de César por la guerra de Africa, recibió recompensas militares. Habiendo partido su tío, pocos días después, para España, contra los hijos de Cn. Pompeyo, Augusto, apenas restablecido de una enfermedad grave, siguióle con algunos compañeros por caminos infestados de enemigos, le alcanzó a pesar de un naufragio, le prestó grandes servicios, e hizo admirar, además de su conducta durante el viaje, la índole de su carácter. César, que después de sujetadas las Españas, meditaba una expedición contra los dacios, y otra contra los partos, le envió de antemano a Apolonia, donde se entregó al estudio. Allí supo que César había sido asesinado y que le había instituido heredero; y estuvo dudando durante algún tiempo si imploraría el socorro de las legiones inmediatas, pero rechazó al fin este paso como imprudente y precipitado. Regresó a Roma, donde entró en posesión de la herencia, a pesar de las vacilaciones de su madre y de las obstinadas observaciones de su suegro, Marcio Filipo, varón consular. Levantó en seguida ejércitos, gobernando la República, primero con Antonio y Lépido; hízolo después con Antonio solo, durante cerca de doce años, y por último, solo durante cuarenta y cuatro.

IX. Tal es el resumen de su vida. Ahora expondré separadamente los diferentes actos llevados a cabo por él, no por orden de tiempos sino según su naturaleza, para que se comprendan más clara y distintamente. Tuvo que hacer frente a cinco guerras civiles, las Mulciense, Filipense, Perusiana, Siciliana y la de Actium; la primera y la última contra Marco Antonio; la segunda contra Bruto y Casio; la tercera contra Luc. Antonio, hermano del triunviro; la cuarta contra Sex. Pompeyo, hijo de Cneo.

X. Fue la causa e inicio de todas estas guerras la obligación que se impuso de vengar la muerte de su tío y mantener la validez de sus actos. Así, pues, desde que regresó de Apolonia, decidió atacar a Bruto y Casio inesperada y abiertamente; vio que escapaban a aquel peligro, que supieron prevenir, y se armó entonces contra ellos de la autoridad de las leyes, y acusándolos, aunque ausentes, como asesinos. No atreviéndose los encargados de dar los juegos establecidos por las victorias de César a cumplir con este deber, los celebró él mismo. Para afianzar mejor la ejecución de sus designios, quiso reemplazar un tribuno del pueblo, que acababa de morir, y, a pesar de no ser todavía senador y sí sólo patricio, se presentó candidato. Fracasaron, sin embargo, todos sus esfuerzos ante la oposición del cónsul M. Antonio, del que contaba hacer su principal apoyo, y que pretendía no dejarle gozar de nada, ni siquiera del derecho ordinario y común, sino poniendo a su connivencia un precio exorbitante; volviese entonces al partido de los grandes, de quienes era detestado Antonio, porque tenía sitiado en Mutina a Décimo Bruto, esforzándose en arrojarle por las armas de una provincia que le había dado César y confirmado el Senado. Por consejo de algunos partidarios suyos, Octavio trató de hacerle asesinar; pero descubierta la maquinación y temiendo a su vez, levantó para su defensa y la de la República un ejército de veteranos, al que colmó de prodigalidades. Recibió entonces, con el título de propretor, el mando de este ejército y la orden de reunirse con los nuevos cónsules Hircio y Pansa, para llevar auxilios a Décimo Bruto. En tres meses y dos batallas terminó esta guerra. Escribe Antonio que en la primera huyó, presentándose pasados dos días sin caballo y sin el manto de general; pero no hay duda alguna que en la segunda llenó a la vez los deberes de jefe y de soldado, pues que en lo más recio de la pelea, viendo gravemente herido al abanderado de su legión, tomó las águilas sobre su hombro, llevándolas muy largo rato.

XI. Perecieron en esta guerra Hircio y Pansa, el primero en la batalla, y el segundo poco después, de una herida que recibió en ella y corrió entonces e] rumor de que Octavio los había hecho matar a los dos, con la esperanza de que la derrota de Antonio y la muerte de los cónsules le dejarían dueño único de los ejércitos victoriosos. Tales sospechas excitó la muerte de Pansa, que fue reducido a prisión el médico Clicón como culpable de haber envenenado la herida. Aguilio Niger añade a estas acusaciones que Octavio mismo mató al otro cónsul Hircio en la confusión del combate.

XII. Mas cuando supo que Antonio había sido recibido, tras su fuga, en el campamento de M. Lépido, y que los otros generales, de acuerdo con sus ejércitos, se unían a sus adversarios, abandonó sin vacilar la causa de los grandes, alegando para justificar su mudanza las quejas que tenía de los discursos y conducta de muchos de ellos; que unos, según él, le habían tratado de niño, proclamando que se le debía elogiar y ensalzar (tollerumque) con objeto de dispensarse del agradecimiento que se le debía, igualmente que a sus veteranos. Para hacer resaltar más y más su disgusto por haber servido a aquel partido, impuso una elevada multa a los habitantes de Nursia, que habían erigido un monumento fúnebre a los ciudadanos muertos delante de Mutina, con una inscripción que decía: Muertos por la libertad; no pudieron pagarla, por lo cual fueron expulsados de la ciudad por él.

XIII. Lograda la alianza con Antonio y Lépido, terminó también en dos batallas la guerra Filipense, a pesar de estar débil y enfermo. En la primera le tomaron su campamento, consiguiendo escapar con gran esfuerzo, ganando el ala que mandaba Antonio. No mostró moderación en la victoria, enviando a Roma la cabeza de Bruto, para que la arrojaran a los pies de la estatua de César, aumentado así con sangrientos ultrajes los castigos que impuso a los prisioneros más ilustres. Se refiere que a uno de éstos, que le suplicaba le concediese sepultura, le contestó que aquel favor pertenecía a los buitres; a otros, padre e hijo, que le pedían la vida, les mandó la jugasen a la suerte o combatiesen entre si, prometiendo otorgar gracia al vencedor; el padre se arrojó entonces contra la espada del hijo, y éste, al verle muerto, se quitó la vida, mientras Octavio los veía morir complacido. Por esta causa, cuando llevaron a los otros cautivos, con la cadena al cuello, delante de los vencedores, todos, y especialmente M. Favonio, el émulo de Catón, convinieron, después de saludarle con el nombre de Imperator, en dirigirle crueles injurias. En la distribución que siguió a la victoria, quedó encargado Antonio de constituir el Oriente, y Octavio de llevar los veteranos a Italia para establecerlos en los territorios de las ciudades municipales; pero sólo consiguió disgustar a la vez a los antiguas poseedores y a los veteranos, quejándose unos que se los despojaba y los otros de que no se los recompensaba como tenían derecho a esperar por sus servicios.

XIV. Confiando L. Antonio por este tiempo en el consulado de que estaba investido y en el poder de su hermano, quiso suscitar disturbios, pero Octavio le obligó a huir a Perusa, reduciéndole por hambre, aunque no sin correr él mismo grandes peligros antes y durante esta guerra. Ocurrió, en efecto, que en un espectáculo, un simple soldado tomó asiento en uno de los bancos de los caballeros; le hizo él arrojar por medio de un aparitor, y pocos momentos después sus enemigos difundieron el rumor de que le había hecho morir en los tormentos, faltando muy poco para que pereciese Octavio bajo los golpes de la turba militar que había acudido indignada, y sólo el presentar sano y salvo al que se decía muerto pudo salvarse entonces de la muerte. En otra ocasión, al sacrificar cerca de Perusa, estuvo a punto de perecer a manos de algunos gladiadores que habían salido bruscamente de la ciudad.

XV. Tomada Perusa, se mostró cruel con sus habitantes; a cuantos pedían gracia o trataban de justificarse les contestaba que era necesario morir. Según algunos autores, de los sometidos eligió a trescientos de los dos órdenes y los hizo inmolar en los idus de marzo, como las victimas, de los sacrificios, delante del altar elevado a Julio César. Pretenden otros que sólo provocó esta guerra para obligar a sus enemigos secretos, y a aquellos a quienes retenía el temor más aún que la voluntad, a que se descubriesen al fin, dándoles por jefe a L. Antonio, y con objeto de que sus bienes confiscados le sirviesen después de su derrota para dar a los veteranos las recompensas que les había ofrecido.

XVI. La guerra de Sicilia fue una de sus primeras empresas, pero la condujo despacio, interrumpiéndola muchas veces, tanto para reparar el daño causado a sus flotas, incluso durante el verano, por continuas tempestades y naufragios, como para hacer la paz a instancias del pueblo, que, interceptados los víveres, se veía amenazado por el hambre. Cuando hizo reparar los buques y adiestró en la maniobra a veinte mil esclavos a quienes concedió la libertad, creó el puerto Julio, cerca de Baias, y abrió al mar el lago Lucrino y el Averno; batió a Pompeyo entre Mylas y Nauloco, sintiéndose poco antes del combate asaltado de tan invencible necesidad de dormir, que tuvieron que despertarle para que diese la señal. Este hecho, dio pie, a mi parecer, a los sarcasmos de Antonio, cuando le censura de no haber podido mirar de frente una linea de batalla, y haberse acostado de espaldas, temblado y levantando al cielo estúpidos ojos, sin abandonar esta actitud, para mostrarse a los soldados, hasta que M. Agripa hubo puesto en fuga los buques enemigos. Otros le censuran una frase y un acto impíos, como haber pronunciado, viendo su flota destruida por la tempestad que sabría vencer a pesar de Neptuno, y de haber suprimido en los primeros juegos del circo la estatua de este dios, uno de los ornamentos de aquella solemne ceremonia. En ninguna otra guerra estuvo tan expuesto, contra su voluntad, a tantos y tan grandes peligros. Después de haber hecho pasar un ejército a Sicilia, izaba velas hacia el continente para buscar el resto de sus tropas, cuando se vio atacado improvisadamente por Democnares y Apollofano, legados de Pompeyo, y no sin gran trabajo pudo ponerse a salvo con una sola nave. Otro día, pasando a pie cerca de Locros, en ruta a Regio, vio las galeras del partido de Pompeyo costeando la tierra, creyéndolas suyas, bajó a la playa y estuvo a punto de que le capturasen. Ocurrió asimismo que, mientras huía por extraviados vericuetos, un esclavo de Emilio Paulo que le acompañaba, recordando que en otro tiempo había proscrito al padre de su amo y cediendo a la tentación de la venganza, trató de darle muerte. Después de la huida de Pompeyo, M. Lépido, el segundo de sus colegas, a quien había llamado de Africa en socorro suyo, ensoberbecido con el apoyo de sus veinte legiones, reclamaba con amenazas el primer puesto en el Estado. Octavio le quitó el ejército, y perdonándole la vida que pedía de rodillas, le desterró a la isla Circeya para toda su vida.

XVII. Rompió al fin su alianza con M. Antonio, alianza siempre incierta y dudosa, mal observada con frecuentes reconciliaciones; y, para demostrar cuánto se distanciaba su rival de las costumbres patrias, mandó abrir y leer delante del pueblo reunido el testamento que había dejado aquél en Roma, y en el cual colocaba en el número de sus herederos a los hijos de Cleopatra. Sin embargo, después de hacerle declarar enemigo de la República, le envió todos sus parientes y amigos, entre otros a C. Sosio y Cn. Domicio, cónsules entonces, perdonando también a los habitantes de Bolonia, que desde muy antiguo figuraban en el partido de los Antonios, que hubiesen tomado las armas contra él como toda Italia. Poco después le derrotó en una batalla naval dada cerca de Actium, que se prolongó hasta el obscurecer, pasando el vencedor la noche en una nave. De Actium pasó a establecer cuarteles de invierno en Samos; pero enterado de que los soldados escogidos en todos los cuerpos después de la victoria, y que por orden suya le habían precedido a Brindis, acababan de sublevarse solicitando recompensas y el licenciamiento, emprendió, lleno de zozobra, el camino de Italia. Dos veces se vio combatido por la tempestad durante la travesía: primeramente entre los promontorios del Peloponeso y de la Eolia, y después cerca de los montes Cerámicos, pereció en este doble desastre una parte de sus naves liburnesas, perdiendo la suya todo el aparejo y rompiéndosele el timón. Solo veintisiete días permaneció en Brindis, para satisfacer las exigencias de los soldados; pasó de allí a Egipto por Asia y la Siria, puso sitio a Alejandría, donde se había refugiado Antonio con Cleopatra, y se hizo dueño a poco de la ciudad. Antonio quiso hablar de paz, pero ya no era tiempo: Octavio oblígole a morir, pasándole a ver después de muerto. Uno de sus deseos más vehementes era reservar a Cleopatra para su triunfo, y como se creía que había muerto de la mordedura de un áspid, hizo que algunos psilos chupasen el veneno de la herida. Concedió a los dos esposos que reposaran en sepultura común, y ordenó que se concluyese la tumba que ellos mismos habían comenzado a construir. El joven Antonio, el mayor de los dos hijos que el triunvirio había tenido de Fulvia, fue tras continuas e inútiles súplicas, a refugiarse a los pies de la estatua de César; Augusto le arrancó de allí y mandó darle muerte. Cesarión, que Cleopatra decía haber tenido de César, fue alcanzado mientras intentaba huir y entregado al suplicio. En cuanto a los otros hijos de Antonio y de la reina, los consideró como miembros de su familia, los educó y aseguró posición en proporción a su nacimiento.

XVIII. Por esta época mandó abrir la tumba de Alejandro Magno; sacado el cuerpo, estuvo un momento contemplándolo le puso en la cabeza una corona de oro y le cubrió de flores en muestra de homenaje. Consultado si quería ver también el Ptolomeum, contestó: que había venido a ver un rey y no muertos. Convirtió a Egipto en provincia romana, y con objeto de asegurar la producción necesaria para los bastimentos de Roma, mandó a sus soldados limpiaran todos los canales abiertos por los desbordamientos del Nilo y que el tiempo había cubierto de limo. Para perpetuar en la memoria de los siglos la gloria del triunfo de Actium, fundó cerca de esta ciudad la de Nicópolis, estableciendo juegos quinquenales. Amplió, asimismo, el antiguo templo de Apolo, adornó con un trofeo naval el sitio donde tuvo su campamento y lo consagró solemnemente a Neptuno y a Marte.

XIX. Gran número de turbulencias, sediciones y conspiraciones, de que tuvo conocimiento, fueron sofocados por él en su origen; dominó también, en diferentes épocas, la conspiración del joven Lépido; después la de Varrón Murena y de Fannio Cepión, de M. Egnacio, de Plaucio Rufo, de Lucio Paulo, esposo de su nieta, de L. Audasio, acusado de falsario, y a quien la edad había debilitado el cuerpo y la razón, de Asinio Epicardio, mestizo de parto, y en fin, de Telefo, esclavo nomenclator de una mujer; pues se vio asimismo amenazado por maquinaciones de hombres de baja extracción. Audasio y Epicardio querían arrebatar a su hija Julia y a su nieto Agripo de las islas donde estaban confinados, para presentarlos a los ejércitos, y Telefo, que se creía destinado al imperio, había concebido el proyecto de asesinar a Augusto y al Senado; se encontró también a cierto mercenario del ejército de Iliria, escondido una noche cerca de su lecho, hasta donde había penetrado burlando la vigilancia de los guardias, y que llevaba en la cintura un cuchillo de caza. Ignórase si fingió demencia o si, efectivamente, había perdido la razón, no pudiendo arrancarle ninguna confesión en la tortura.

XX. Por si mismo solamente dirigió dos guerras exteriores: la de Dalmacia, en su juventud, y la de los cántabros tras la derrota de Antonio. Fue herido dos veces en Dalmacia: una en la rodilla, de una pedrada, y la otra en un muslo y los dos brazos por hundimiento de un puente. Las otras dos guerras las dirigieron sus legados; sin embargo, tomó parte en algunas expediciones en Panomia y Germania, o estuvo, cuando menos, cerca del teatro de la guerra, yendo de Roma hasta Ravena, Milán y Aquilea.

XXI. Sometió personalmente o por sus generales la Cantabria, la Aquitania, la Panomia y la Dalmacia con toda la Iliria; sujetó la Recia, la Vindelicia y los Salesos, pueblos de los Alpes; contuvo las incursiones de los dacios, destruyó la mayor parte de sus ejércitos y les mató tres jefes. Arrojó a los germanos al otro lado del Elba; recibió la sumisión de los Ubios y sicambros, trasladándolos a la Galia y asignándoles las tierras próximas al Rin. Redujo también a la obediencia otras naciones inquietas y turbulentas, pero no movió guerra a ningún pueblo sin justa causa o imperiosa necesidad, pues estaba muy lejos de ambicionar aumento del Imperio o de su gloria militar, con lo cual obligó a algunos reyes bárbaros a jurarle, en el templo de Marte Vengador, permanecer fieles a la paz que de él solicitaban. Exigió, asimismo, a algunos de ellos nuevo género de rehenes, esto es, mujeres pues había observado que se estimaban en poco los hombres dados con tal carácter. No obstante, dejaba siempre a sus aliados la facultad de retirar sus rehenes cuando desearan; y nunca castigó sus frecuentes sublevaciones y sus perfidia más que vendiendo sus prisioneros, a condición de que no habían de servir en países vecinos ni ser libres antes de treinta años. La reputación de fuerza y moderación que alcanzó con esta conducta, determinó a los indos y escitas, de los que sólo se conocía entonces el nombre, a pedir por medio de embajadores su amistad y la del pueblo romano. También los partos le cedieron fácilmente la Armenia que reivindicaba, devolviéndole, además. a su petición, las enseñas militares arrebatadas a M. Craso y a M. Antonio y ofreciéndole también rehenes; y, por último, muchos príncipes, que desde antiguo se disputaban entre sí el mando, reconocieron al designado por él.

XXII. El templo de Jano Quirino, que sólo había estado cerrado dos veces desde la fundación de Roma, lo estuvo entonces tres, en un transcurso de tiempo mucho más corto, estando asegurada la paz por mar y por tierra. Dos veces entró en Roma con los honores de la ovación, una después de la batalla Filipense, y la otra después de la guerra de Sicilia. Celebró con tres triunfos curules sus victorias de Dalmacia, Actium y Alejandría, Y cada triunfo duró tres días.

XXIII. En cuanto a derrotas graves e ignominiosas sufrió las de Lolio y Varo, ambas en Germania, siendo la primera más vergonzosa que irreparable; la de Varo pudo, en cambio, ser fatal al Imperio, pues que en ella fueron pasadas a cuchillo tres legiones con el general, los legados y todos los auxiliares. Cuando recibió la noticia mandó colocar en Roma guardias militares para prevenir posibles desórdenes; confirmó en sus Poderes a los gobernadores de las provincias, para que su experiencia y habilidad, contuviesen en su deber a los aliados; y ofreció grandes juegos a Júpiter para que mejorase la situación de la República, como se había hecho en la guerra de los cimbrios y de los marsos. Dícese, en fin, que experimentó tal desesperación, que se dejó crecer la barba y los cabellos durante muchos meses, golpeándose a veces la cabeza contra las paredes, y exclamando Quintilio Varo, devuélveme mis legiones. Los aniversarios de este desastre fueron siempre para él tristes y lúgubres jornadas.

XXIV. Cambió muchas cosas y muchas otras estableció en la organización militar, poniendo en vigor otras relegadas ya de tiempo al olvido. Mantuvo con severidad la disciplina, y sólo permitió a sus legados que fuesen a ver a sus esposas en los meses de invierno, y aun esto con gran dificultad. A un caballero romano, por haber amputado el dedo pulgar a sus dos hijos para librarlos del servicio militar, hízolo vender en subasta con todos sus bienes; pero viendo que se apresuraban a comprarlo los asentistas públicos, lo hizo adjudicar a un liberto suyo, que tenía orden de llevarlo a los campos y dejarle libre. Licenció ignominiosamente a toda la décima legión, que sólo obedecía murmurando; y a otras que con tono imperioso pedían la licencia se la concedió, aunque sin las recompensas prometidas a sus largos servicios. Si alguna legión retrocedía, la diezmaba, dándole sólo cebada por toda comida. Castigó con la muerte como a simples soldados a centuriones que abandonaron sus puestos. En cuanto a los otros delitos, los castigaba con diferentes penas infamantes, como permanecer en pie todo el día delante de la tienda del general, o bien salir con túnica y sin cinturón, llevando en la mano una medida agraria o un puñado de césped.

XXV Después de las guerras civiles, dejó de dar a los soldados el título de compañeros en las arengas y en los edictos; les llamaba sólo soldados, y no permitía tampoco que sus hijos o yernos les diesen otro nombre cuando mandaban, pues creía que el de compañeros era una adulación que no convenía a la conservación de la disciplina, ni al estado de paz, ni a la majestad de los césares. Salvo para los casos de incendio y para las sediciones que podían producir la carestía de víveres, sólo dos veces alistó esclavos libertos: la primera para la defensa de las colonias vecinas a la Iliria, y la segunda, para proteger las orillas del Rin. En estas dos veces habían de ser esclavos que los hombres y mujeres más ricos de Roma hubiesen comprado y manumitido en el acto; colocábalos en primera línea, sin mezclarlos con los libres ni tampoco armarlos como a éstos. Prefería dar como recompensas militares arneses, collares y preseas, cuyo valor lo constituían el oro y la plata, a coronas valarias o murales, mucho más ambicionadas. Extraordinariamente avaro de estas últimas, jamás las concedió al favor, y las dio casi siempre a simples soldados.
Regaló a Agripa, después de su victoria naval en Sicilia, un estandarte de color de mar. Nunca otorgó estas distinciones a los que habían disfrutado los honores del triunfo, por más que hubiesen tomado parte en sus expediciones y contribuido a sus victorias; la razón era que ellos mismos habían tenido derecho para distribuir como quisieran estas recompensas. En su opinión, nada convenía menos a un gran capitán que la precipitación y la temeridad, y así repetía frecuentemente el adagio griego: Apresúrate lentamente, y este otro: Mejor es el jefe prudente que temerario, o también éste: se hace muy pronto lo que se hace muy bien. Decía asimismo que sólo debe emprenderse una guerra o librar una batalla cuando se puede esperar más provecho de la victoria que perjuicio de la derrota; porque, añadía, el que en la guerra aventura mucho para ganar poco, se parece al hombre que pescara con anzuelo de oro, de cuya pérdida no podría compensarle ninguna presa.

XXVI. Antes de la edad se vio elevado a las magistraturas y honores, de los que muchos fueron de creación nueva y a perpetuidad. A los veinte años invadió el consulado, haciendo marchar hacia Roma amenazadoramente a sus legiones, y mandando diputados a exigir para él esta dignidad a nombre del ejército. Como vacilara el Senado, el centurión Cornelio, que iba al frente de la diputación, abrió su manto, y mostrando el puño de la espada, se atrevió a exclamar: Éste lo hará, si vosotros no lo hacéis. Transcurrieron nueve años de su primero a su segundo consulado y sólo uno hasta el tercero. Siguió después hasta el undécimo sin interrupción, y, habiendo rehusado todos los que luego le ofrecieron, pidió él mismo el duodécimo diecisiete años más tarde; dos años después volvió a pedir el decimotercio, con objeto de recibir en el Foro, como primer magistrado de la República, a sus nietos Cayo y Lucio, que iban a entrar en la vida pública. Los cinco consulados que separan el decimosexto del undécimo fueron cada uno a un año, y los demás no los conservó más allá de nueve, seis, cuatro o tres meses, y el segundo solamente algunas horas. Apenas sentado, en efecto, en la silla curul, frente al templo de Júpiter Capitolino, en la mañana de las calendas de enero, dimitió el cargo, nombrando a otro cónsul en lugar suyo. No tomó posesión de todos sus consulados en Roma, pues el cuarto comenzó en Asia, el quinto en Samos y el octavo y el noveno en Tarragona.

XXVII. Durante diez años fue el jefe del triunvirato establecido para organizar la República; resistió por algún tiempo a sus colegas, oponiéndose a la proscripción, pero después desplegó mucha más crueldad que ninguno de ellos, ya que éstos, cuando menos, se dejaron ablandar algunas veces por las súplicas de la amistad; solamente él se opuso con toda su autoridad a que se perdonase a nadie, proscribiendo hasta a su tutor C. Toranio, que había sido, además, colega de su padre Octavio en la edilidad. Junio Saturno refiere este otro hecho: Después de las proscripciones, excusando Lépido el pasado en el Senado, hizo esperar que la clemencia iba a poner término al fin a los castigos; pero Octavio declaró, por el contrario, que solamente cesaría de proscribir a condición de hacer en todo lo que quisiese. No obstante, al tardío arrepentimiento de esta dureza debiese el que elevara a la dignidad de caballero a T. Vinio Filopemón, del que se decía haber ocultado en otro tiempo a su patrón proscrito. Por muchos rasgos especiales se hizo odioso durante un triunvirato; un día, por ejemplo, que arengaba a los soldados en presencia de los habitantes de los campos vecinos, vio a un caballero romano, llamado Pinario, que tomaba algunas notas furtivamente, y sólo por sospechas de que fuese un espía le hizo matar en el acto. A Tedio Afer, cónsul designado, que ridiculizó con un chiste un acto suyo, Octavio le dirigió tan furibundas amenazas que aquel desgraciado se dio la muerte. El pretor Q. Galio se acercó a él para saludarle llevando bajo la toga dobles tablillas; creyó Octavio que eran una espada, mas no atreviéndose a registrarle en el acto por temor de no encontrar armas, pocos momentos después le hizo arrancar de su tribuna por medio de centuriones y soldados, le mandó dar tormento como a un esclavo, y no obteniendo ninguna confesión, le hizo degollar, después de arrancarle los ojos con sus propias manos. Él mismo escribió de este asunto que Galio había querido matarle en una audiencia que le pidió; que reducido a prisión por orden suya, fue puesto en seguida en libertad, con prohibición de habitar en Roma, y que pereció en un naufragio o a manos de algunos bandidos. Augusto fue investido a perpetuidad con el poder tribunicio, dos veces tomó colega en esta dignidad, cada una durante un lustro. Fue investido también con la vigilancia perpetua de las costumbres y de las leyes, y en virtud de este derecho, que no era, sin embargo, el mismo que el de la censura, estableció tres veces el censo del pueblo: la primera y tercera con su colega, la segunda, solo.

XXVIII. Dos veces tuvo la idea de restablecer la República: primero después de la derrota de Antonio, que con frecuencia le había acusado de ser el único obstáculo al restablecimiento de la libertad; y luego, a consecuencia de los sufrimientos de una larga enfermedad, llegando a hacer ir a su casa a los magistrados y senadores y entregándoles las cuentas del Imperio. Reflexionó, sin embargo, que esto era exponer su vida privada a peligros ciertos y entregar imprudentemente la República a la tiranía de algunos ambiciosos, y decidió continuar en el poder, y no puede decirse qué se le ha de alabar más, si las consecuencias o los motivos de esta resolución. Se complacía en recordar algunas veces estos motivos, y hasta los dio a conocer así en uno de sus edictos. Permitaseme afirmar la República en estado permanente de esplendor y seguridad; con esto habré conseguido la recompensa que ambiciono, si se considera su felicidad obra mía y si puedo alabarme al morir de haberla establecido sobre bases inmutables. Él mismo aseguró la consecución de este deseo, esforzándose para que nadie tuviese que lamentarse del nuevo orden de cosas.

XXIX. Roma no era, en su aspecto, digna de la majestad del Imperio y estaba sujeta, por otra parte, a inundaciones e incendios. Él supo embellecerla de tal suerte, que con razón pudo alabarse de dejarla de mármol habiéndola recibido de ladrillos. También la aseguró contra los peligros del porvenir, cuanto la prudencia humana puede prever. Entre el gran número de monumentos públicos cuya construcción se le debe, se cuentan principalmente el Foro y el templo de Marte Vengador, el de Apolo en el Palatium y el de Júpiter Tonante en el Capitolio. Se construyó el Foro porque el creciente número de litigantes y de los negocios lo exigían, y resultaban insuficientes los dos primeros. Así, sin esperar a que el templo de Marte estuviese concluido, apresuróse a ordenar que se procediese especialmente en el Foro nuevo, al juicio de las causas criminales y a la elección de jueces. Por lo que toca al templo de Marte, había hecho el voto durante la guerra Filipense, emprendida para vengar a su padre. Decretó, en consecuencia, que allí se reuniría el Senado para deliberar acerca de las guerras y de los triunfos; que de allí partirían los que marchasen con algún mando a las provincias; y que allí irían, finalmente, a depositar las insignias del triunfo los generales victoriosos. El templo de Apolo, en el Palatium, se construyó en la parte de su casa destruida por el rayo, donde habían declarado los arúspices que el dios pedia morada, añadiéndole pórticos y una biblioteca latina y griega. En sus últimos años convocaba a menudo el Senado e iba a él para reconocer las decurias de los jueces. El templo de Júpiter Tonante fue erigido por él en memoria de haber escapado de un peligro durante una marcha nocturna; en una de sus expediciones contra los cántabros, un rayo alcanzó, en efecto, su litera, matando al esclavo que iba delante de él con una antorcha en la mano. Hizo, además, ejecutar otros trabajos bajo otro nombre que el suyo, por ejemplo, con los de sus nietos, su esposa y su hermana; tales son el pórtico de Cayo y la basílica de Lucio, los pórticos de Livia y de Octavio, y el teatro de Marcelo. Frecuentemente exhortó también a los principales ciudadanos a embellecer la ciudad, cada cual según sus medios, o con monumentos nuevos, o reparando y embelleciendo los antiguos; este solo deseo fue causa de que se levantasen gran número de construcciones. Marcio Filipo elevó el templo de Hércules y Museos; L. Cornificio, el de Diana; Asinio Polión, el vestíbulo del de la Libertad; Munacio Plauco, el templo de Saturno; Cornelio Balbo, un teatro; Stantilio Fauro, un anfiteatro, y, en fin, M. Agripa gran número de magníficos edificios.

XXX. Dividió a Roma en secciones y barrios, encargando la vigilancia de las secciones a los magistrados anuales (ediles, tribunos, pretores), que la lograban por suerte y la de los barrios a inspectores que habitaban en ellos y que eran elegidos entre el pueblo. Estableció rondas nocturnas para los incendios, y para prevenir las inundaciones del Tíber hizo limpiar y ensanchar su cauce, obstruido desde mucho tiempo por las ruinas y estrechado por el derrumbamiento de edificios. Con objeto de facilitar por todas partes el acceso a Roma, encargóse de reparar la vía Flaminia hasta Rímini, y quiso que, a imitación suya, todo ciudadano que hubiese recibido los honores del triunfo, emplease en pavimentar un camino el dinero que le pertenecía por su parte de botín. Reconstruyó los edificios sagrados que la acción del tiempo o los incendios habían destruido, y adornólos como los otros con valiosísimos presentes, llevando en una sola vez al santuario de Júpiter Capitolino dieciséis mil libras de peso de oro y cincuenta millones de sestercios en piedras preciosas y perlas.

XXXI. Muerto Lépido, y conseguido por él el pontificado máximo, que en vida de aquél no se atrevió a arrebatarles hizo reunir y quemar mas de dos mil volúmenes de predicciones griegas y latinas que estaban repartidos entre al público y tenían sólo una dudosa autenticidad. Conservó sólo los libros sibilinos, haciendo de ellos un espurgo y encerrándolos en dos cofrecillos dorados, bajo la estatua de Apolo Palatino. Redujo el método seguido antiguamente en la marcha del año, arreglada ya por Julio César, y en la que la negligencia de los pontífices había introducido de nuevo desorden y confusión. En esta obra dio su nombre al mes llamado sextilis, con preferencia al de septiembre en que había nacido, porque en aquél obtuvo su primer consulado y logró sus principales victorias. Aumentó el número de sacerdotes, su dignidad y hasta sus privilegios, especialmente los de las vestales. Habiendo fallecido una de éstas se trataba de reemplazarla, y como muchos ciudadanos solicitasen el favor de no someter sus hijas a los riesgos del sorteo, dijo él que si alguna hija suya hubiese llegado a la edad requerida la hubiese ofrecido espontáneamente. Restableció, asimismo, gran número de ceremonias antiguas caídas en desuso, entre ellas el augurio de Salud, los honores debidos al flamín Dial, las Lupercales, los juegos seculares y compitales. Prohibió que se corriese en las fiestas Lupercales antes de la edad de la pubertad, prohibiendo también a los jóvenes de uno y otro sexo que asistiesen durante los juegos seculares a los espectáculos nocturnos si no los acompañaba algún pariente de más edad que ellos. Estableció dos juegos anuales en honor de los dioses compitales, que debían ser adornados con flores de primavera y verano. Honró casi tanto como a los dioses inmortales la memoria de los grandes hombres que de tan débiles principios supieron levantar el poder romano a tan considerable grado de desenvolvimiento.
Por esta razón hizo restaurar los monumentos que aquellos levantaron, dejándoles sus gloriosas inscripciones. Por orden suya fueron colocadas todas sus estatuas en traje triunfal bajo los dos pórticos de su Foro, y declaró en un edicto que quería que su ejemplo sirviese para que se le juzgase a él mismo mientras viviese y a todos los príncipes sucesores suyos.
Hizo también trasladar la estatua de Pompeyo del salón donde mataron a César, bajo una arcada de mármol, enfrente del palacio contiguo al teatro del mismo Pompeyo.

XXXII. Corrigió gran número de abusos tan detestables como perniciosos, nacidos de las costumbres y licencias de las guerras civiles y que la paz misma no había podido destruir. La mayoría de los ladrones de caminos llevaban públicamente armas con el pretexto de atender a su defensa, y los viajeros de condición libre o servil eran aprisionados en los caminos y encerrados sin distinción en los obradores de los propietarios de esclavos. También se habían formado, bajo el título de gremios nuevos, asociaciones de malhechores que cometían toda suerte de crímenes. Augusto contuvo a los ladrones estableciendo guardias en los puntos convenientes; visitó los obradores de esclavos y disolvió todos los gremios, exceptuando los antiguos y legales. Quemó los registros en que estaban inscritos los antiguos deudores del Tesoro, a fin de poner término con ello a los pleitos de que habían llegado a ser origen tales registros. Ciertas partes de la ciudad, que el dominio público reivindicaba con títulos dudosos, los adjudicó a sus poseedores. Sobreseyó los procesos de los antiguos acusados, cuya sanción servía solamente para regocijar a sus adversarios, y sometió a la posibilidad de la misma pena que hubiese podido pronunciarse contra ellos a todo el que intentase perseguirlos de nuevo. Para que ningún delito quedase impune y ningún negocio se llevase con negligencia, restituyó, por otra parte, al trabajo más de treinta días exentos de él, por juegos honorarios. A las tres decurias de jueces añadió la cuarta, formada de personas de censo inferior al de los caballeros, la cual fue llamada la decuria de los ducenarios, teniendo a su cargo el juicio de los negocios de mediana importancia. Eligió jueces desde la edad de veinte años, es decir, cinco antes de lo que se había hecho hasta entonces; y como muchos ciudadanos rehusasen el honor de estas funciones, autorizó, aunque a disgusto, a cada decuria para que disfrutase por turno de vacaciones anuales, y a que, siguiendo la costumbre establecida, se suspendiese el juicio de censuras durante los meses de noviembre y diciembre.

XXXIII. Su diligencia en la administración de justicia y la moderación como un juez (1) Para él, era muy difícil de hacer justicia, y algunas veces en la noche. Cuando su salud era mala, colocaron una camada antes de su tribunal, o pensó que miente en su palacio. (2) Se puso gran cuidado al mismo tiempo, el juicio de causas, y se llevó la mayor dulzura. Para salvar a un hombre claramente culpable de bolsa de cuero tormento parricidio en el que lo que hicimos fue coser los que confesó su crimen, le preguntó, dicen, el problema en estos términos: "Seguramente usted no ha matado tu padre! "en una acusación falsa voluntad, que de acuerdo con la ley Cornelia, fue golpear todos los que habían firmado, que se limitará a los magistrados a cargo de esta causa dos votaciones, una para condenar, uno para absueltos; agregó una tercera que perdonó a aquellos cuyas firmas se había obtenido mediante fraude o estaban en error. (3) Se iría en contra de todos los años llama a los litigantes del prefecto de la ciudad de Roma y las provincias a los cónsules que tenían el departamento.


XXXIV. Se examinan todas las leyes. Sus medidas inútiles contra el celibato (1) Se hizo una revisión de las leyes, y restaura algunos en su totalidad, como ley suntuaria, la ley sobre el adulterio, y la ley sobre el libertinaje vergonzoso; Por último, la ley sobre el soborno, y la ley de matrimonios de senadores y caballeros. (2) Dado que no había sido más severa en este último que en cualquier otro, se encontró tanta oposición que no podía hacerlo pasar, a menos que elimine o suavizar algunas de las frases, actuando plazo de tres años y el aumento de las recompensas. (3) A pesar de estos cambios, el orden de los caballeros preguntó obstinadamente, en el espectáculo, la abolición de esta ley. Augusto continuación, convocó a los hijos de Germánico, tomó una en los brazos, poniendo a otros en las de su padre, y mostrarlos al público, hizo señas, gestos y mira, que no hay que temer seguir el ejemplo de su pequeño hijo. (4) Y por cuanto eludió el espíritu de su legislación mediante la adopción de las novias que son demasiado pequeños o que cambian con frecuencia las mujeres, se redujo la duración del compromiso y poner un freno a la demasiada libertad de divorcio.


XXXV. Reformó el Senado. Precauciones contra los senadores. Sus relaciones con ellos (1) El Senado, empresa degradada y confundido, tenían más de mil miembros, y algunos eran indignos de la fila que les había colocado después de la muerte de Jules César, favor y dinero: llamados "senadores [más allá de la tumba] al infierno." Augusto, a través de dos elecciones, llevó el cuerpo a su antiguo número, y regresó a su antiguo esplendor. La primera fue abandonado en la selección de los senadores: el hombre hombre elegido. La segunda fue hecha por él mismo y Agripa. Se dice que presidir esta, que llevaba bajo sus ropas un escudo y una espada, y que diez de sus amigos más robustos, que pertenece a la orden del senado, rodeado de su asiento. (2) Cremutius Cordus informa que en ese momento, Augusto admitió ante él que ningún senador solo, y después de un viaje. (3) Se contrató a algunos de ellos a retirarse modestamente y mantuvo sus honores su lugar en la orquesta y fiestas públicas. (4) Para los senadores, el recién elegido y aprobado, llevar a cabo sus deberes escrupulosamente más y menos problemáticos, ordenó que antes de sentarse cada oferta de vino e incienso en el altar del dios en cuyo templo nos reuníamos; que el Senado no tendría más de dos asambleas mensuales ajustados, las calendas y idus; y que en los meses de septiembre y octubre, no se requeriría una para el servicio, excepto aquellos a los que el destino había designado como formando el número necesario para hacer pedidos. Finalmente se creó para su consejo de que el lote lo designó cada seis meses para preparar los asuntos que le debe ser llevado ante el pleno del Senado. (5) En casos importantes, que estaba siguiendo, ir a la votación, la prioridad o el uso; preguntó en su voluntad, para que todos appliquât para dar su opinión, en lugar de aprobar otros.


XXXVl. Los nuevos reglamentos que sea autor

Hubo incluso el autor de otras disposiciones. Se prohibió la publicación de las actas del Senado, para enviar los magistrados en las provincias inmediatamente después de ser removidos de su cargo. Se establece una compensación económica a los procónsules, para que pudieran establecerse el precio de mulas y tiendas de campaña, como antes fueron proporcionados por licitación. Se sacrificó la administración de los cuestores fiscales de la ciudad a los magistrados o los que habían sido. Centumviri jueces designados, que por lo general se habían reunido por las cuotas de cuestores fueron los ahora por decenviros.


XXXVII. Se crea nuevas oficinas (1) Llamar a un mayor número de ciudadanos en la administración del estado, ideó nuevas características: el superintendente de obras públicas, carreteras, agua, cama Tíber, granos para distribuir a las personas, la Prefectura de Roma, el triunvirato para el personal del Senado, y otro para revisar los caballeros, cuando iba a necesitar. (2) El creó censores que durante un largo período, que había dejado de nombrar, y aumentó el número de prestamistas. (3) también tendría dos colegas en lugar de uno, cada vez que el consulado se conferiría. Pero no lo consiguió, todo el mundo exclamando que ya era bastante fuerte ataque a su dignidad personal, de compartir con otro premio que podía mantener a sí mismo.


XXXVIII. Avanza el hijo de senadores. Se restauró el uso de las revistas caballeros (1) No hubo más tacaño con recompensas por méritos militares. Se otorgó el triunfo sobre treinta generales, y el triunfo de adornos a muchos más. (2) Para acostumbrar a principios hijo de senadores en los asuntos públicos, que les permitió tomar laticlave lo largo vestido viril y asisten al Senado. Apenas comenzaron a servir, que era tribunas legión o incluso comandantes de caballería; y que nadie se mantuvo ajeno a la vida del campo, a veces se puso dos líderes a la cabeza de cada escuadrón. (3) A menudo se acercó a los caballeros, y restaura su solemne marcha hacia el Capitolio, que había caído en desuso desde hace mucho tiempo; pero él no sufrió que durante esta marcha, un acusador podría, como antes, para bajar un caballero de su caballo. Permitió que los que estaban viejos o mutilado envían su caballo a su rango, y vienen reunirse si los citados. Pronto también los que tenían más de treinta y cinco años obtuvo el favor de vender su caballo, que no mantenerla.


XXXIX. Se hacen los caballeros estricta cuenta de su conducta

El Senado le había concedido diez empleados, exigió que los caballeros dan cuenta de su conducta. Castigaba, ni rechazarse aquellos que él estaba en la culpa; reprendió a varios otros de diversas maneras. El tipo de la reprimenda más leve era poner sus estantes que leen en silencio y en el acto. También señaló algunos caballeros de la infamia por tener dinero prestado de un leve interés, y han vuelto a poner a gran desgaste.


XL. Determinar el orden ecuestre. Sus distribuciones de trigo a las personas. Su comportamiento hacia las elecciones. Asimismo, se restringe la capacidad de franqueo y la ciudadanía. Él restauró el traje romano (1) Si le faltaba senadores candidatos para la elección de las tribunas, se eligieron entre los caballeros, y fue abierta, después de la expiración de su oficina para permanecer en el orden en que preferían. (2) Como la mayoría de los caballeros, arruinados por la guerra civil, atrevido, en los juegos públicos, para colocar en los bancos reservados para ellos, por temor a incurrir en la pena establecida para esto, declaró que problemas no llega a aquellos que nunca habían poseído fortuna ecuestre, ya sea por sí mismos o por sus padres. (3) Se ordenó un censo de la población por distritos; y, que los plebeyos no estaban demasiado a menudo desviados de su negocio mediante la distribución de granos, que la entrega de títulos en los que hemos recibido tres veces al año durante cuatro meses. Pero al ver que la gente lamentaron la antigua costumbre, se permitió que las distribuciones serían nueva por cada mes. (4) También restaura las viejas reglas de las elecciones y la intriga reprimida por diversos castigos. El día de elección, se distribuye a la tribu Fabia y Scaptia, a la que pertenecía, sestercios por cabeza, de modo que no tendrían nada que preguntar a cualquier candidato. (5) convencido de que era importante preservar la gente romana puros de cualquier mezcla de sangre extranjera o servil, que era muy tacaño de la ciudadanía, y restringió los gastos de envío. (6) Le escribió a Tiberio, que le pidió que admitir un cliente griego al número de ciudadanos, no estaría de acuerdo en que cuando Tiberio lo convenció verbalmente que su solicitud se basa en razones legítimas. Livia solicitó el mismo favor a un afluente Galia. Él lo rechazó; pero le dio el tributo de la exención, prefiriendo, dijo, quitando algo del tesoro público, para ver contaminan la dignidad de un ciudadano romano. (7) No contento con, barreras para obligar a los esclavos que había secuestrado a la emancipación, y, por dificultades aún mayores, a la libertad absoluta, se determinó el número cuidadosamente, las condiciones y las diferencias su libertad; Todavía se estipula que ningún tipo de libertad puede conferir el derecho de los ciudadanos a la que habría sido encadenado o sometidos a tortura. (8) También está ligado a restaurar los viejos trajes romanos. Un día, en una asamblea de la gente, al ver una inmensa multitud de capas negras, exclamó, lleno de indignación: "Entonces los romanos, la gente-rey, vestido con la toga!". A continuación, dio instrucciones a las autoridades municipales para garantizar que en el futuro ningún ciudadano apareció en el foro o en el circo, sin tener que presentar el martillo que cubría su toga.


XLI. Sus dones (1) Se aprovecharon todas las oportunidades para demostrar su generosidad a los diferentes órdenes del Estado. (2) El tesoro real de Alejandría fue transportado a Roma hizo préstamos tan fácil que un menor interés, y que los precios de la tierra en mucho mayor. Desde entonces, cada vez que el dinero se desbordó como resultado de la confiscación, prestó de forma gratuita, y por un tiempo, a los que podría proporcionar doble garantía. (3) Se levantó el censo requerido para senadores, y llevó a doce mil sestercios, en lugar de ocho cientos de miles. Él terminó para los que no la tienen. (4) Se realizó donaciones frecuentes a las personas, a veces cuatrocientos sestercios por cabeza, a veces trescientos, a veces doscientos cincuenta o única. No se olvide hasta los más pequeños, aunque, hasta el momento, tenemos la costumbre no entender estos regalos que los que tenían más de once años. (5) En el hambre, se le vio también proporcionar raciones de grano o para un pequeño precio completo o para nada, y las distribuciones dobles en efectivo.


XLII. Vis-à-vis la gente con firmeza. Su conducta durante una hambruna. Él planea abolir las distribuciones de trigo, y renuncia a esta medida (1) Esto demuestra que Augusto estaba tratando de ayudar, y no a más plano, es que cuando las personas se quejaron de la escasez y la carestía de vino, le reprendió en un tono muy severo, y dijo que mediante el establecimiento de varios arroyos, Agripa su hijo tenía tiempo suficiente para que nadie pueda desear. (2) Un día la multitud exigiendo una distribución del dinero que había prometido: dijo que mantendría su palabra, pero, como había solicitado de nuevo que no había prometido el príncipe reprochado un edicto en su infamia y su impudicia, y le aseguró que no iba a funcionar, aunque tenía la intención de dar. (3) no mostraron menos grandeza y firmeza cuando, después de anunciar una recompensa, vio que muchos liberados y intruso había deslizado entre los ciudadanos. Se negó a participar en aquellos a los que había prometido nada; y que la suma destinada a este uso podría soportar, le dio a los demás a menos que había dicho. (4) Durante una gran esterilidad que era difícil de remediar, expulsó a las tropas de Roma de esclavos en venta, gladiadores y todos los extranjeros, a excepción de los médicos y maestros; incluso expulsado algunos de los demás esclavos. Se nos enseña acerca de que cuando fue devuelto abundancia, concibió el proyecto de abolir para siempre las distribuciones de grano, debido a sentarse en ellos, descuidamos el cultivo de la tierra; pero abandonó este plan, porque estaba convencido de que podíamos restaurar uno día, estos dones como medio de seducción. (5) Desde entonces se las arregló con el fin de proporcionar la mayor cantidad de los intereses de los agricultores y los comerciantes que los de las personas.


XLIII. Sus espectáculos (1) Augusto superaron todos sus predecesores en los espectáculos número, la variedad y magnificencia. Se informa que se celebra cuatro juegos veces en nombre propio, y veinte y tres veces para los jueces ausentes, o que no podían pagar por ello. (2) A veces se divide las actuaciones de los barrios, y varios soldados de actores de todos los idiomas, no sólo en el Foro o el anfiteatro, pero todavía en el circo y en el recinto de las elecciones. A veces, también, además de la caza, que la lucha contra los atletas en el campo de Marte, rodeada de asientos de madera. También le dio un combate naval en una cuenca excavado cerca del Tíber, donde hoy se encuentra el bosque de los Césares. (3) Tuvo durante estos festivales guardias en Roma, no sea que los ladrones se beneficiarán por la oportunidad de sorprender a las pocas personas que quedaban. (4) Se publicó en los carros de circo, los corredores, los combatientes para atacar a las bestias; y que a veces eligió entre los jóvenes de la más alta nobleza. (5) A él le gustaba ver con frecuencia celebrar troyanos juegos de los niños por una élite de diferentes edades, creyendo que era hermoso y digno de las costumbres antiguas, reportar visión preliminar de las carreras más famosas. (6) Vernier Asprenas haber sido lesionadas por una caída en uno de estos juegos, Augusto le dio un collar de oro, y él y sus descendientes permitió llevar el nombre de Torcuato. (7) Sin embargo, pronto se puso fin a estos ejercicios en las quejas agudas y amargas contra él se oyó en el presidente del Senado, Asinius Pollio, cuyo sobrino Aeserninus se rompió la pierna. (8) Nunca dejó de emplear caballeros romanos en los juegos escénicos, y el combate de gladiadores, que cuando se prohibió el decreto del Senado. (9) En ese momento se produjo allí ningún hombre bien nacido, a excepción del joven Lucio, e incluso aunque sólo para el espectáculo, porque no era dos pies arriba, sólo pesaba diecisiete libras, y tenía una extensa voz. (10) Rendimiento Un día cruzó la arena a los rehenes partos, el primero que he visto nunca, y las colocó encima de él en el segundo banco. (11) Aun cuando no era representativa día, si sucedió algo extraordinario que le interesaba y curiosidad, fue expuesto a la mirada pública, en todo lugar. Así demostró un rinoceronte en el Campo de Marte, un tigre en el teatro, y una serpiente de cincuenta codos al Comitium. (12) Sorprendido por indisposición, un día que celebra juegos en el circo para el cumplimiento de un voto guió a su litera caminar tanques sagrados. En otra ocasión, durante una actuación que se llevó a cabo por la dedicación del teatro de Marcelo, los enlaces de su silla curul se rompió, cayó hacia atrás. (13) En una actuación de su nieto, no puede recordar ni tranquilizar a las personas que temían que el anfiteatro se derrumbará, salió de su habitación y fue a sentarse en el lugar que amenazaba a la mayoría.


XLIV. Orden introduce en el público (1) remediado la confusión y trastorno extrema que reinaba en los espectáculos. La celebración de los juegos en Pozzuoli atrajo una enorme concurso. Enojado de que nadie se había dado paso a un senador que se presentó, (2) ordenado por un decreto del Senado que en todos los espectáculos públicos, los primeros lugares estarían reservados para los senadores. Defendió los diputados naciones libres y aliadas a sentarse en la orquesta, porque se dio cuenta de que muchos de ellos eran hombres libres carrera. (3) separados a la gente el soldado. Se asigna asientos especiales a los hombres casados, dio pasos especiales a los que todavía llevaban el vestido pretexto y pusieron sus tutores en los bancos con ellos. Se prohíbe personas vestidas de negro el centro de la habitación. (4) Las mujeres, anteriormente confusos con los hombres, ni siquiera podían asistir al combate de gladiadores, a menos que constituyan un lugar alto y no estar solo. Él marcaba para los Vestales un lugar separado de la corte del pretor. (5) Por último a la basura tan rigurosamente todas las actuaciones de las atletas, como los juegos papales, le dio a la mañana siguiente una pelea que se le pidió, y declaró abiertamente que no encontraría que la buena las mujeres deben venir al teatro antes de la quinta hora.


XLV. Su conducta durante los espectáculos. Su gusto por el boxeo. Su resistente a los agentes (1) para él, se utiliza para ver los juegos del circo una de las oficinas de sus amigos o sus libertos, a veces desde la parte superior de un lecho sagrado, con su esposa e hijos. (2) Cuando se fue el espectáculo durante varias horas, o, a veces mantenido alejado durante días, fue sólo después será justificada y se han designado a alguien para presidir en su lugar. (3) Sin embargo, cuando él estaba presente, no hizo nada más, o para evitar los rumores, porque se acordó que César había culpado a su padre por lo que leyó las cartas, y se cumplen durante el espectáculo; si estaba cautivado por el placer; porque él nunca ocultó el gran interés que tomó en los juegos, y más de una vez confesó cándidamente. (4) También la vida que a menudo darle dinero, coronas y otros premios de gran valor para los ejercicios y juegos que eran ajenos a él. Nunca asistió a la lucha griega sin recompensa cada competidor por sus propios méritos. (5) Se apasionadamente amado a los que se dedicaron a la lucha, especialmente los latinos, no sólo los que han hecho su profesión, y se usa para luchar con los griegos, pero los primeros en llegar, los que lucharon juntos sin ningún tipo de arte en las calles y en las plazas. (6) Todas las personas que trabajan para la representación le pareció digno de su atención. Mantuvo los privilegios de los atletas y aumentó. Defendió a combatir gladiadores excesivas. Contuvo los juegos y la escena de la antigua ley que dio jueces el derecho de castigar a los actores en cualquier momento y en cualquier lugar, sin embargo, el hecho de salda con extrema severidad, la lucha contra los atletas y gladiadores. (7) Se suprime de manera rigurosa la licencia de mimos, que flagelado tres teatros, Stéphanion, y luego exiliado, porque había aprendido que este actor fue servida por una matrona, vestida en el niño y afeitado alrededor de la cabeza, como un esclavo. En la queja de la entidad crediticia, que azotó públicamente en la entrada del palacio, mimo Hylas. Finalmente se llevó a cabo de Roma e Italia Pílades por haber apuntado y dado a conocer a todo el mundo un espectador silbarla.


XLVI. Sus colonias. Sus innovaciones en favor de Italia. Se fomenta el honor y la propagación (1) Si todo va bien se establecieron en Roma, Italia poblada veintiocho colonias, y el aumento de los ingresos y puestos de trabajo. Eso la hace aún, de alguna manera, el rival de Roma por los derechos y la dignidad. De hecho, inventó un tipo de votos con los que decuriones colonias podía cada voto para la elección de magistrados de Roma, mediante el envío, el día de las elecciones, las urnas selladas. (2) Con el fin de animar a la población en las familias respetables de estas colonias, admitió al servicio de la caballería aquellos cuya solicitud fue apoyada por una recomendación de su ciudad; y cuando estaba revisando una sección, que distribuye sestercios per cápita a los que demostró que la legitimidad de sus hijos e hijas.


XLVII. Se administra una parte de las provincias romanas. Su conducta hacia algunas ciudades. Sus viajes por el imperio (1) se hicieron cargo del gobierno de las provincias más importantes, que no era ni fácil ni seguro para confiar magistrados anuales, y dejó a los procónsules comparten la otra por medio de el destino. Sin embargo, a veces hace intercambios, y con frecuencia visitó la mayor parte de las provincias de la una y la otra especie. (2) Se tomó la libertad de varias ciudades aliadas que abusaron de ella por su pérdida; Se alivia con otros que estaban sobrecargados y reconstruido las que habían sido anuladas por los terremotos. Confirió el derecho de los latinos o la ciudadanía a aquellos que sostuvo por los servicios prestados al pueblo romano. (3) El visitó todas las provincias, excepto, quizás, España y África. Se estaba preparando para pasar después de la derrota del joven Pompeyo en Sicilia; pero fue impedido por las tormentas violentas y continuas. Más tarde, la ocasión o motivo le fallaron.


XLVIII. Su política hacia aliados reyes de Roma (1) Con pocas excepciones, dio estados ganaron sus poseedores, o les dio a los extraños. (2) Se reúne por lazos de sangre reyes aliados. Se mostró siempre un protector ardiente y negociador de todos los sindicatos y todas las amistades. En su ansiedad, los observaba como miembros del imperio. También era costumbre dar tutores de los menores y de los locos hasta que la mayoría o la curación. Se levantó y enseñó a los niños con su propia muchos de estos reyes.


XLIX. Reglamentos relativos al ejército. correos institución (1) distribuidos por departamentos legiones y tropas auxiliares. Establece una flota en Miseno y otro en Ravena, para proteger a los dos mares. Se eligió un número de tropas para proteger el suyo y el de la ciudad, y se disolvió el cuerpo de Calagurritains había conservado hasta la derrota de Antonio y los alemanes que habían formado parte de su guardia el desastre de Varo. (2) Sin embargo, nunca había sufrido en Roma durante tres cohortes; sin embargo, ellos no acamparon. Por lo general, poner a otros en invierno o verano cuartos cerca de las ciudades vecinas. (4) Se establece el salario y las recompensas de los soldados, según el rango y el tiempo de servicio. Determinó pensiones unidos a salir, así que después de haber obtenido, no es necesario que se hizo para los veteranos una oportunidad trastornos. (5) Para él era fácil de proporcionar mantenimiento y de pensiones del soldado, creó una caja militar con nuevos ingresos. (6) dispuestos en las carreteras estratégicas, en distancias cortas, en primer lugar a los jóvenes, a continuación, los coches, con el fin de tener más rápido nuevas provincias, y también se pueden consultar más fácilmente los correos le fueron enviados desde cualquier lugar, cuando las circunstancias lo requieren.


L. Sus sellos

El sello que se adhiere sobre documentos públicos, las peticiones y cartas, fue primero una esfinge, entonces la imagen de Alejandro Magno, y finalmente su retrato grabado por Dioscórides. Este sello fue uno cuyos príncipes, sus sucesores continuaron utilizando. En todas sus cartas se marcó a qué hora del día o de la noche en que fueron escritos.


LI. Su misericordia y ternura (1) Se dieron muchas pruebas de señal de misericordia y ternura. (2) Por no hablar de una gran cantidad de enemigos a quien perdonó, y dejó incluso ocupan las primeras filas, voy a citar Junius Novatus y Casio de Padua, ambos plebeyos. La primera se emitió contra él una carta virulenta con el nombre de la joven Agripa; la segunda había declarado abiertamente en medio de una fiesta, le faltaba ni el valor ni dispuesto a matar a Augusto. El emperador simplemente castigar a una multa, y se pronuncia en contra de otro exiliado leve. (3) En un juicio penal, entre otras quejas, Córdoba fue acusado Emilio Eliano a pensar mal del emperador. Augusto se volvió hacia el acusador de un aire movido: "Demuéstrame esto, exclamó voy a enseñar a Eliano También tengo una lengua, y diré más en ella. cuenta ". A partir de ese momento se hizo más ocupado. (4) Tiberio, en una carta, se quejó con vehemencia ese mismo tipo de delito. "En esto, mi querido Tiberio, Augusto respondió, no escucha a la calidez de su edad, y no se enoje demasiado duro que dicen de mí. Es suficiente que no nos podemos hacer ".


LII. Su moderación (1) A pesar de que sabía que uno templos decretadas incluso a procónsules, el hecho aceptado en cualquier provincia a menos que era a la vez el nombre de Roma y la de él. En Roma se negó constantemente el honor. Se fundió todas las estatuas de plata que antes había levantado, y su precio se dedicó a los trípodes de oro al templo de Apolo Palatino. (2) Las personas que le ofrecieron la dictadura con muchos casos, él se negó, flexionando la rodilla, bajando la toga, y dejando al descubierto el pecho.


LIII. Su modestia. Su afabilidad. Su amistad con un gran número de ciudadanos (1) No siempre fueron de terror llamada "maestro", que él consideraba como un insulto y una vergüenza. (2) Un día asistir a los juegos, el jugador que dijo: "O justa y buena maestra", los espectadores aplaudieron mediante la aplicación de este pasaje. Pero suprimió la mano y mirar estos adulación al pudor, y al día siguiente se les atribuyó gravemente en un edicto. Ni siquiera sufrió sus hijos y nietos hijo debería darle ese título, ni serio, ni en broma, y ​​les prohíbe ese tipo de cortesía entre ellos. (3) O él entró en Roma o en cualquier otra ciudad, si él salió, tuvo el cuidado que se trataba de la tarde o de la noche, por temor a causar problemas por los honores le pagó. (4) Cuando fue cónsul, que era casi siempre a pie; y, en otras ocasiones, fue llevado en un descubrimiento de arena. (5) días siguientes a la recepción, que también admitieron la gente común, y la petición de la palabra con tal gracia, que atribuyó en broma a alguien para presentar una petición con tanta timidez como si ofreciese una habitación moneda a un elefante. (6) días de la reunión del senado, que recibieron a los senadores en la sala donde se reunieron, y cuando estaban sentados, señalando a cada uno por su nombre, sin su necesidad para cualquier persona recordarle. Al retirarse, se despidió de ellos de la misma manera. (7) El habló con muchos ciudadanos de un comercio deberes recíprocos, y continuó asistiendo a las celebraciones de su familia en su vejez, y después de haber sido molestados por la multitud en una ceremonia de compromiso. (8) El senador Terrinius Gallus, que no vivía en la intimidad, de repente vino a ciegas. En su desesperación, quería morir de hambre. Augusto fue a verlo, lo consoló y le llamó de nuevo a la vida.


LIV. Tipo de libertad que le permite disfrutar de los senadores (1) Un día habló en el Senado, alguien dijo: "No entiendo", y otro, "Me discutir con usted, si tuviera el piso ". Cuando a pesar de que le causaba discusiones violentas que estaba fuera de la habitación, le gritaron "que se le debe permitir senadores para hablar de los asuntos públicos." (2) En la designación de senadores, Antistio Labeo eligió el triumvir Lépido, una vez que el enemigo de Augusto y, a continuación, exiliado. El príncipe le preguntó si no sabía más digna. Labeo respondió que "cada uno tenía su opinión," y ninguno de ellos tuvo que arrepentirse o su franquicia o atrevido.


LV. Su conducta hacia los autores de libelos

Nunca temió la difamación extendido contra él en el Senado, y no toma el cuidado de refutarlas. Ni siquiera se buscó a los autores; que acaba de pedir que en el futuro los que fueron bajo un nombre prestado, gusanos o publicar panfletos perjudicial para la reputación de los demás.


LVI. Sostiene, en algunas circunstancias, las leyes de igualdad. Su conducta a sus amigos y clientes (1) blanco de las bromas insolentes o de odio, respondió con un decreto. Pero no se permite ninguna Senatufconfultum redujo la independencia de los testamentos. (2) Cada vez que asistió a las elecciones para la creación de los jueces, se fue a través de las tribus con sus candidatos por las oraciones habituales. A sí mismo que votaron en las tribus como un ciudadano privado. (3) testigo en procesos judiciales, que sufrió con paciencia extrema para ser interrogado o que el réfutât. Él construyó el Foro más cerca de lo que quería, no haberse atrevido a despojar a los propietarios de las casas vecinas. (4) El nunca aconsejó a su hijo a la gente romana sin añadir: "Si se merecen." Se quejó amargamente de lo que el teatro, el público se había levantado para ellos aplaudiendo, mientras que todavía llevaban el pretexto de vestir. (5) Se alegró de que sus amigos eran grandes y de gran alcance en el estado, pero sin independencia jurídica más que los demás ciudadanos. (6) Asprenas Vernier, vinculado estrechamente con él, tuvo que defender un cargo de intoxicación llevada por Cassius Severus. Augusto consultó al Senado en lo que tenía que hacer. Tenía miedo, en caso de ganar su caso, para rasgar el culpable a la venganza de las leyes; y, por otro lado, si asistió, moviéndose a abandonar su amigo, y condenar de antemano. El consentimiento de todos, se sentó durante unas horas en los bancos, pero sin una palabra, sin necesidad de utilizar los medios legales elogio. (7) Siempre asistido a sus clientes, entre ellos algunos scutarius, uno de sus antiguos soldados, que fue procesado por abuso. El único acusado que había salvado nunca, que era Castricius que lo descubrió la conspiración de Murena; aún no empleó esa oración para desarmar el acusador en presencia de los jueces.


LVII. Testimonios del afecto que inspiró a todos por sus merecimientos (1) Con esta conducta, es fácil imaginar cómo le querían. (2) no voy a hablar de los decretos del senado, que se puede atribuir a la necesidad o el respeto; pero los caballeros romanos, de su propia y en concierto unánime, nunca dejaron de celebrar durante dos días después de su cumpleaños. (3) Cada año, todas las clases de gobierno tiraban una moneda de plata al abismo Curcio por su salvación. En el primero de enero, incluso cuando él estaba ausente, le dajaban el regalo de su Año Nuevo en el Capitolio. Y con ese dinero compró las más bellas estatuas de los dioses, para ponerlos en las diferentes zonas de Roma, como el Apolo de sandalias, Júpiter trágico y otros. (4) Cuando su casa se quemaó en el Palatino, veteranos, decurias, tribus, y los individuos de todas las clases comenzaron a contribuir voluntariamente, cada uno según sus medios. Pero Augusto solamente rozó los montones de dinero que le traían a él, y no aceptó nada de nadie más allá de un centavo. (5) A su regreso de una provincia, no sólo uno le escoltaban con sus mejores deseos, pero cantaban himnos en su honor; y siempre que venía a Roma, fuimos cuidadosos de no ejecutar las sentencias penales.


LVIII. Recibió el título de Padre de la Patria (1) El nombre del padre de su país fue dado un consentimiento repentina y universal. Los plebeyos le enviaron alrededor de una delegación a Anzio. A pesar de su negativa, una gran multitud y coronado de laureles todavía le ofreció esta distinción en Roma, cuando entró en el teatro; y el Senado confirmó pronto, no por un decreto o por aclamación, pero por medio de Valerio Messala (2), teniendo la palabra para todos, dijo, "César Auguste, deseándole a usted y su casa, que transforma la felicidad y en su beneficio, que mezcle la dicha eterna de la república y la prosperidad de su familia. Senado estuvo de acuerdo con el pueblo romano, granizo Padre de su país ". (3) Augusto, entre lágrimas, respondió con estas palabras que yo guardaba y los de Messala: "Senadores, se cumplen mis deseos Lo que puedo solicitar a los dioses inmortales, si es que lo mantienen en. tales sentimientos por mí para el resto de mi vida? "


LIX. Otros testimonios de esta condición (1) Las personas que levantaron al gasto común una estatua cerca de la de Esculapio, el médico Antonius Musa, que lo había curado de una enfermedad peligrosa. (2) Algunos padres, en su voluntad, ordenó a sus herederos para impulsar las víctimas al Capitolio, precediendo el glorioso sobrenombre, y que hacer sacrificios en acción de gracias por lo que habían dejado su Auguste sobrevivir. (3) ciudades italianas datèrent el comienzo del año, el día en que los visitó por primera vez. La mayoría de las provincias, además de templos y altares se erigieron ella, también establecieron juegos quinquenales en casi todas las ciudades.


LX. El respeto de los reyes a su persona

Amigos y aliados reyes construyeron, cada uno en su reino de ciudades llamado Cesarea, y juntos resolvieron ultimar a sus propias expensas el templo de Zeus Olímpico, anteriormente iniciado en Atenas, para dedicarse al genio de Augusto. A menudo dejaron sus estados, e iban a sus deberes diarios, no sólo en Roma, sino en sus viajes en las provincias sin sus insignias, y simplemente vestidos con una toga, como si fueran clientes.


LXI. Su vida privada. La muerte de su madre y su hermana (1) Después de Augusto representado en el ejercicio del mando y magistrados, y se describe el modo de gobernar la república en el mundo, por la paz como en la guerra, lo sabré su interior y su vida privada, sus costumbres domésticas y su conducta con respecto a su propia, desde su juventud hasta su último día. (2) Durante su primer consulado perdió a su madre. Tenía cincuenta y cuatro años de edad cuando su hermana Octavia murió. Tenía unos por otros y el mayor respeto por sus vidas, y les dio los honores más altos después de su muerte.


LXII.Ses bodas (1) En su adolescencia, estaba comprometido con la hija de P. Servilio Isáurico. Pero después de la reconciliación que siguió sus primeras disputas con Antoine, cediendo a las dos partes que querían una alianza entre sus líderes, se casó con la hija de Antonio, Claudia, que tenía Fulvia de P. Clodius, y era apenas núbil. Sin embargo, habiendo reñido con Fulvia, se divorció de la prístina, (2) que se casan Escribonia, viuda del consulares dos hombres, que eran hijos de la segunda. (3) También se rompió, disgustado, como escribió, sus malos modales. Se casó con Livia Drusilla pronto, que tomó de su marido Tibère Néron, a pesar de que estaba embarazada. Que era para ella el amor más tierno y estima como constante.


LXIII. Sus hijos (1) Había sido Escribonia su hija Julie. Livia no le dio la posteridad, aunque muy deseemos. El niño había concebido, fue desenterrado temprano. (2) Augusto casó primero con Julie Marcellus, hijo de su hermana Octavia. que acababa de salir de la infancia. Entonces, cuando murió, le dio en matrimonio a Marcus Agrippa, obteniendo a su hermana que le cede este hijo; porque entonces Agripa estaba casado con una de las hermanas de Marcelo, y tuvieron hijos. (3) Agripa murió también, Augusto buscó mucho tiempo, incluso en el orden de los caballeros. Finalmente se optó por Tiberio, su yerno, se vio obligado a despedir a su esposa estaba embarazada, y el padre ya se había rendido. (4) Marc Antoine escribió que primero Auguste Julie había prometido a su hijo Anthony, entonces Cotison rey de los getas, en el momento preguntó por sí mismo la hija del rey en el matrimonio.


LXIV. Su cuidado por su educación (1) Agripa y Julia dio a su hijo de tres nietos, Lucius y Agripa, y dos nietas, Julia y Agripina. (2) Se maria Julie L. Paulus, hijo del censor, y Agripina a Germánico, nieto de su hermana. (3) aprobado Cayo y Lucio, después de haber comprado su padre Agripa, en su casa, por el oro y el equilibrio. Hizo un llamado al gobierno, desde su temprana juventud, los hizo cónsules designan y presente en las provincias y los ejércitos. (4) Simplemente crió a su hija y nietas, que acostumbra a trabajar la lana. Él deseaba que sus palabras y sus acciones fueron públicas, con el fin de ser dignos de entrar en las memorias diarias del hogar. Se cuidó muy bien de ellos lejos de comercio exterior, un día escribió al joven Lucio Vicinius de una figura y un mérito distinguido, se había comportado con incorrección en venir a visitar a su hija en Bayas. (5) Se le enseñó a su hijo poco de lectura, la criptografía y otros artículos, y casi siempre por sí mismo, aplicando principalmente a su imitar su escritura. En la mesa, siempre tenía que sentarse fuera de la cama, y ​​en los viajes, siempre precedido o acompañado de su coche a caballo.


LXV. Sus problemas familiares. El julios. Agripa (1) Pero la fortuna llegaron a problemas para la confianza y la alegría que inspiró a sus hijos y el buen desempeño de su casa. (2) Se exilió los dos julios, hija y nieta, que se han contaminado con todo tipo de insultos. Cayo y Lucio le fueron secuestrados en los dieciocho meses en el espacio, la primera en Licia, la segunda en Marsella. (3) Luego se adoptó en el Foro de acuerdo con la ley Curiate, Agripa, su tercer nieto y también su hijastro Tiberio. Pero poco hacia abajo y la naturaleza feroz de Agripa resolvió rechazar la familia y de relegar a Sorrento. (4) deshonor más sensibles a la pérdida de su familia, Augusto no era del todo mató a finales de Gayo y Lucius; pero dio instrucciones a los ancianos de los motivos de su comportamiento hacia su hija por una memoria que le dio a leer el Quaestor en su ausencia. La vergüenza mantuvo el comercio a larga distancia de los hombres. Se fue a deliberar si no mataría a su hija. (5) Lo que es seguro, es que casi al mismo tiempo, uno de sus cómplices, un estampado, llamada Phoebe, está siendo ahorcado, dijo que preferiría ser el padre de Phoebe . (6) prohíbe a su hija exiliada del uso del vino, y toda la investigación de la vida delicada. No consintió que hombre o esclavo o libre, deben hacer lo visitan sin su permiso, y por lo tanto sin saber su edad, tamaño, color, hasta que todas las marcas y cicatrices en su cuerpo. (7) La llevó, cinco años más tarde, de su isla con el continente, y la trató con más suavidad. Pero nunca pudimos conseguir plenamente recordó. A medida que el pueblo romano redoblar los foros para solicitar su regreso, le deseó públicamente tales o niñas esposas. (8) Se prohibió debe reconocer que debe levantarse y al niño que su nieta Julie había descubierto después de su condena. (9) Por último se trasladó a la isla de Agripa, que, lejos de ablandamiento, llegando a ser cada día más días intratable y guardias rodeaba. Incluso hacer un decreto del Senado que bordeaba para siempre en este lugar. (10) Siempre que se hablaba de él y uno de julios, exclamó: "Ojalá no estaba casado y yo había muerto sin descendencia," y nunca llama sus tres heridas o llagas tres.


LXVI. Sus amigos. Su dolor por la muerte de Gallus. ¿En qué condiciones se acepta herencias (1) Es difícil adjunto; pero que no cambia en sus bonos, no se conformó para premiar el mérito y los servicios de sus amigos, que incluso llevó sus imperfecciones y defectos pequeños. (2) De todos los que amaba, difícilmente se puede hablar de Salvidienus Rufus y Cornelius Gallus maltrataba; la primera, que se había planteado en el consulado, la segunda en la prefectura de Egipto, aunque ambos estaban bajo la condición. (3) Se dio Salvidieno de Justicia del Senado, porque él incitó disturbios; prohibió a su casa y provincias Cornelio a causa de su maldad e ingratitud. (4) Sin embargo, cuando las denuncias de los acusadores y senatusconsulta habían determinado a cometer suicidio, Augusto alabó probablemente el celo de los que así se vengó de la; pero lloró y se quejó de su suerte que le condenó sólo para señalar poner límites a su ira hacia sus amigos. (5) Potente y rico, todos los demás llegaron al final de su vida, revestido con las primeras dignidades de su orden, a pesar de los errores que se habían tenido en él. (6) A fin de no citar ejemplos, recuerdo que tenía que quejarse de la susceptibilidad de M. Agrippa y Mecenas indiscreción. La primera, en la menor sospecha de frescor, y bajo el pretexto de que Marcelo se prefirió a él, se retiró a Mitilene; el otro había revelado a su esposa Terencia el secreto del descubrimiento de la conspiración de Murena. (7) Augusto exigió de sus amigos afecto mutuo durante su vida e incluso después de la muerte. (8) Sin ser ávido de herencia, ya que nunca pudo decidirse a aceptar cualquier legado de un desconocido, examinó con sumo cuidado los arreglos finales de sus amigos a ella. Si la donación era delgada o concebida en términos deshonrosos, no pudo ocultar su ira, ni su alegría, si el legatario mostró su gratitud o afecto. (9) Cuando los padres fueron su legado, o instituido por una parte de la herencia, se utiliza para abandonar el lugar para sus hijos, o si eran menores de edad, que sea hecha su el día en que tomó el vestido de hombres, el día de su matrimonio, y se añade a un presente.


LXVII. Su comportamiento hacia sus libertos y esclavos (1) como patrón y maestro como sabía la gravedad de los nervios con piedad y dulzura. Honró y recibió su intimidad muchos libertos, como Licino, Encelado y otros. (2) Se limitó a hacer Cosmus encadena al esclavo que le había hablado con impropiedad extrema. Prefería acusar de cobardía que la maldad a su steward Diomedes, que, caminando con él, tenía, en un momento de miedo, tirado delante de una terrible jabalí corriendo sobre ellos; y, aunque él corría un peligro muy grande, ya que no había mala intención de parte de su mayordomo, se volvió la cosa en una broma. (3) Por otra parte, mató a Polo, uno de sus más queridos liberados condenado por tener una relación sexual adúltera con matronas. Lo hizo romper las piernas Talo su secretaria, que, a traicionar el secreto de una carta, recibió quinientas monedas de plata. Se tumbó en el río, con una masa pesada cuello, el tutor y los esclavos de sus ganancias hijo, que se habían aprovechado de la enfermedad y la muerte del joven príncipe a comprometerse, en su gobierno, tiranía y actos codicia.


LXVIII. El libertinaje de su juventud (1) Su primera juventud fue marchitada por diversos insultos. Sexto Pompeyo lo trató afeminado. M. Antoine le reprochó por haber comprado la adopción de Jules César en el precio de su deshonra. Lucius Antoine, hermano de Marco, afirma que después de haber entregado a César la flor de su juventud, todavía era prostituta en España Aulus Hirtius a trescientos mil sestercios, y se utiliza para quemar el pelo de piernas con cáscaras de nuez para que vuelva más suave. (2) Un día, los juegos públicos, que habló en la etapa a la siguiente, sobre un cura Cibeles tocando panderetas: Vea lo corrompido gobernar el universo con el dedo. Todas las personas aplaudieron, y lo hacen con malicia aplicación.


LXIX. Sus adulterios. La complacencia de sus amigos. Carta inmodesta de Antoine (1) Sus amigos han excusado su amor adúltero, se limitó a decir que eran un resultado de cálculo en lugar de la pasión, y utilizó las mujeres a conocer el proyecto sus oponentes. (2) Marc Antoine le reprocha, además de su repentino matrimonio con Livia, han, en presencia de su marido, tomó una mujer consular desde el comedor en un armario, donde se volvió a la mesa sonrisa y el pelo desordenado. Añade que Escribonia no fue repudiado por tener demasiado lamentó el poder de su rival, y los amigos de Augusto ministró las mujeres y niñas en edad de casarse que estaban desnudos y que estaban examinando, como esclavos vendidos casadas Toranius. (3) Antes de ser completamente reñido con él, incluso le escribió un amistoso: "¿Por qué ha cambiado hacia mí ¿Es porque soy el amante de una reina, pero ella es mi? mujer, no ayer, pero durante nueve años. y tú, ¿usted vive con Drusila? apuesto a que por el momento de leer esta carta, se le han triunfado Tertula o Terentilla o Rufilla o Salvia Titisenia, o tal vez todos. Lo que importa, en efecto, el lugar y objeto de su amor. "


LXX. La cena de los doce dioses (1) Existe también habla mucho de una cena secreta, llamada la comida de los doce dioses, en la que los invitados fueron vestidos como dioses y diosas, y donde el propio Augusto representado Apolo. Las cartas de la lista de Antoine con amarga ironía las personas que hicieron esta fiesta, en la que un anónimo hizo estos gusanos si se conoce: Cuando la llamada feliz de su especie anfitriona, Los doce deidades había tenido lugar en la mesa, y que Apollon César en la cara de los cielos, a nuevos delitos había invitado a los dioses, Olympus apartó la vista de la tierra, y Júpiter dejó su trono con rabia. (2) Esto aumentó aún más el escándalo de esta cena es que Roma estaba tan plagado por el hambre. Al día siguiente, exclamamos "que los dioses habían comido todo el grano y que César era muy Apolo, pero Apolo verdugo" apodo por el que este dios era reverenciado en un distrito de la ciudad. (3) También se culpó a su gusto por los muebles preciosos y jarrones de Corinto, y su pasión por los juegos de azar. En el momento de las prohibiciones, los puso en su estatua:

Mi padre era un banquero, y yo soy más bronzier.

porque se creía que había llevado unos ciudadanos en las listas de proscritos para apropiarse de sus vasos de Corinto. Durante la guerra de Sicilia, difundimos el siguiente epigrama:

Dos veces al infortunado fue golpeado en el mar, y para ponerse al día, juega un juego de demonios.


LXXI. Su pasión por el juego. Algunos pasajes de sus cartas (1) De todas las acusaciones, o todas estas calumnias, las infames rumores de su fornicación eran los que él confunde más fácilmente, ya que la regularidad de su vida muestra que por que guardaba siguiente. También demostró que había poca pasión por el lujo, cuando después de la toma de Alejandría, se reservó para sí, todas las riquezas de reyes, un recipiente murrhin, y se fundió todos los vasos de oro de el uso diario. (2) El placer siempre ejerce sobre él un gran imperio. Él amaba por encima de todo, dicen, las vírgenes; y Livia ella le ayudó a procurar por todos los lados. (3) Cualquier jugador a su reputación, jugó sin disfraz y sin misterio. Fue una relajación que amaba, aun en su vejez, no sólo durante el mes de diciembre, pero los demás días del año, había partido o no. (4) Esto se muestra mediante una carta de su mano, en la que dijo: "Mi querido Tiberio, Cené con las mismas personas Vinicius y Silio padre vino a aumentar el número de invitados .. durante la comida, jugamos los ancianos, entonces como ahora ". Después de lanzar los dados, el que trajo el perro o poner el juego de seis ni un centavo por cada dado, y el que trajo Venus se llevó todo. (5) En otra carta dice: "Mi querido Tiberio, así hemos pasado las fiestas de Minerva, porque jugamos todos los días, y realmente se calienta juego de mesa Su hermano tiró protesta ;. pero, en última instancia, él no ha perdido mucho. Contrariamente a sus expectativas, rehizo su gran pérdida. yo mismo soy veinte mil sestercios. pero como yo era, de acuerdo mis hábitos, demasiado fácil, porque sólo cobraron de ayudar a las manos que di a los jugadores, o si había elegido lo que he dado, habría ganado por más de cincuenta mil. no me arrepiento, "porque mi bondad será mi gloria en el cielo. (6) Le escribió a su hija: "Te envié doscientos cincuenta peniques Eso es lo que dio a cada uno de mis clientes para que pueda durante la cena, jugar a los dados. o incluso o no ".


LXXII. Sus casas de Roma. Sus casas de campo (1) Augusto se sabe, muy moderado en el resto de sus hábitos, estaba libre de reproche. (2) La primera vez que presentó cerca de la plaza pública, por encima de los joyeros escaleras, en una casa que había pertenecido al orador Calvo; a continuación, en la colina del Palatino, pero en el no menos fácil de Hortensio casa. Ella no era ni notable por su extensión ni su elegancia: las galerías eran bajos y piedra Monte Alban. Vimos en los apartamentos o adoquines de mármol o buscado. (3) Por más de cuarenta años, invierno y verano, Auguste Garda la misma habitación, y siempre pasó el invierno en Roma, a pesar de que sentía que durante esta temporada, la estancia en la ciudad poco adecuado para su salud. (4) Cuando quería hacer algo en secreto y sin ser perturbada, que está contenida en un armario alto, lo que él llamó su "Siracusa" o "museo" o se retiró a la casa de alguien de sus libertos. Si estaba enfermo, se durmió en la casa de Mecenas. (5) Las pensiones que prefería eran los que estaban cerca del mar, como las islas de Campania o ciudades alrededor de Roma, como Lanuvio Praeneste, Tibur. Es en esta última la que a menudo iba justicia bajo los pórticos del templo de Hércules. No le gustaba demasiado grandes villas y demasiada magnificencia. (6) Se arrasó una nieta Julie había construido con grandes gastos. Su, aunque modesto, fueron menos adornada con estatuas y pinturas galerías y arboledas, en una palabra, las cosas notables por su rareza o la antigüedad, tales como los enormes huesos de animales silvestres que se pueden ver en Capri y llamó a los huesos de gigantes y armas de héroes.


LXXIII. Su economía en los muebles. La sencillez de su ropa (1) todavía puede ser juzgado hoy la simplicidad de su mobiliario y su adorno. Camas y mesas que permanecen no lo haría, en su mayor parte en el lujo de los individuos. dormía, por ejemplo, en una cama muy baja, y modestamente cubierto. (2) Sus ropas estaban casi todos hechos en casa por su hermana o su esposa, su hija o nietas. La toga y laticlave eran amplios o estrechos. Había unos zapatos altos para parecer más alto. (3) En caso de acontecimientos imprevistos, nunca dejó de estar listo en el traje de dormitorio a su audiencia.


LXXIV. Sus comidas (1) a menudo daban comida; pero siempre eran regulares, y nos atendió muy bien para distinguir las filas y hombres. (2) Valerio Mesala asegura que ningún hombre libre nunca fue admitido en su mesa, excepto Menas, que había logrado la independencia para la entrega de la flota de Sexto Pompeyo. (3) Augusto mismo que un día invitó a uno de sus ex guardias con los que estaba en el campo. (4) A veces a cenar más tarde que otros, y retirarse antes. Los invitados empezaron a comer antes de que él se sentó, y se mantuvo en su lugar después de su partida. (5) sólo sirvió tres comidas o seis grandes ocasiones. Pero la comida era más modesto sobre él puso las comodidades. Se comprometió a participar en la conversación general los que estaban en silencio o hablado en voz baja. A veces venía músicos y cómicos, bailarines o circo, y más a menudo no llama bufones filósofos.


LXXV. Sus fiestas y regalos a sus amigos sobre vacaciones (1) Se celebran con grandes celebraciones y fiestas magnificencia; A veces no había más que una broma. (2) Para la Saturnalia, y, según su fantasía, en cualquier otra ocasión, los repartió regalos: a veces eran ropas, oro, plata; a veces eran monedas de todo tipo; fue en la antigüedad de los reyes y extranjera; otras veces se dieron sólo gruesos paños, esponjas, furgonetas, carpintero y similares, poniendo marcas oscuras y bidireccional. (3) En la comida, que estaba tirando un montón de desigualdad extrema, o vendía pinturas al revés, y la incertidumbre probable mal o llena las expectativas de los compradores. Era una cama para cada subasta, y nos comunicó su buena o mala fortuna.


LXXVI. Su frugalidad (1) Comía poco (no voy a omitir este detalle), y se conformó con alimentos comunes. (2) Lo que más le gustaba era el pan hecho en casa, pequeños peces, queso, hecho a mano y de higos frescos de la especie que viene dos veces al año. Para tomar alimentos que no había esperado la hora de comer, y consultado cuando sea necesario, sin preocuparse por el tiempo o el lugar. (3) El dijo en sus cartas: "Comimos pan y las fechas en nuestro coche." Y en otro lugar: "Volviendo a la basílica a mi casa, comí una onza de pan y algunas uvas secas." (4) El escribió a Tiberio: "No hay más Judio que ayuna en sábado lo que lo hicimos hoy, por lo comió dos picaduras en mi baño, después de la primera hora de la noche, y antes de que el perfume ". (5) De acuerdo con este método, a veces la cena a solas antes de las comidas o esperar hasta que todo había terminado, sin tocar nada mientras estábamos en la mesa.


LXXVII. Su sobriedad (1) Para el gusto era el vino igualmente sobrio. (2) En su campamento antes de Módena, según Cornelius Nepos, no bebía más de tres veces su cena; (3) y en sus peores excesos, que no exceda de tres botellas, o, si fue más allá, vomitó. Él tenía una afición por Raetian vino; pero rara vez bebía durante el día. (4) En lugar de beber, tomó el pan remojado en agua fría, o un pedazo de pepino o un pie de lechuga, o ácido y fruta vinoso.


LXXVIII. Sueño (1) Después del almuerzo, descansó un poco, vestidos y todo lo piso, las piernas extendidas y su mano sobre los ojos. (2) Cuando él tenía lo suficiente, se fue a su estudio. Allí se vio lejos en la noche para completar en su totalidad o en gran parte, lo que quedaba de las ocupaciones del día. (3) Luego se fue a la cama, y ​​por lo general dormía sólo siete horarios: aún no se durmió con un accidente cerebrovascular; porque en este rango, se despertó tres o cuatro veces. (4) Si, por casualidad, que podía volver a dormir, se lee o recita cuentos hasta que se durmió y se quedó en la cama a menudo después de la fecha de la encuesta. Nunca se vio en la oscuridad sin tener a alguien con él. (5) antes de molestias causadas por la mañana; y cuando un deber o un sacrificio le requiere que levantarse temprano, a sufrir ningún daño, se paró cerca de la sala de alguien de su. Más de una vez, también, cediendo a la necesidad de dormir, se quedó dormido mientras nos llevaba en las calles y cuando su litera se detuvo algún tiempo.


LXXIX. Su retrato (1) Su belleza a través de los diversos grados de edad conservándose en todo su esplendor, aunque négligeât los recursos del arte. Se preocupaba tan poco cuidado de su pelo, ocupó varios peluqueros de prisa a la vez, y que a veces la barba que se cortó, a veces se afeitaba, sin cesar durante este tiempo para leer o escribir. (2) De cualquier hablaba, si se quedó en silencio, era tranquilo y sereno. Uno de los personajes principales de la Galia confesó a su familia de que había concebido el proyecto para hacer frente a este príncipe que cruza las montañas, como si fuera a hablar con él, y echado en un abismo, pero la suavidad de su cara se había desviado de su resolución. (3) Augusto tenía ojos vivo y brillante; quería al igual que creían que tenían el poder divino. Cuando miraba, era más plana que mirar hacia abajo como antes del sol. Su ojo izquierdo está debilitando en su vejez. (4) Los dientes se separaron, pequeña y desigual, con el pelo ligeramente rizado y un poco de rubio, se unieron a las cejas, las orejas de tamaño mediano, la nariz aguileña, agudo, su color entre marrón y blanco. (5) Tenía el tamaño corto (aunque el liberto Julius Marathus en sus memorias, le da cinco pies y tres cuartos); pero sus miembros fueron tan bien hecho, tan bien dimensionados de tal manera que pudieran darse cuenta de su pequeñez de una persona mayor.


LXXX. Enfermedades (1) Su cuerpo se decía que era salpicado de manchas. El pecho y el estómago mostraban signos de nacimiento, dispuestas como las siete estrellas de la Osa Mayor. La comezón y el uso frecuente de un cepillo áspero habían cubierto innumerables similares a callos herpes. (2) Tenía la cadera, el muslo y la pierna izquierda un poco débil. A menudo cojeaba de ese lado; pero que remedia enfermedad usando vendas y ligaduras. (3) De vez en cuando se sentía una debilidad en el índice de la mano derecha. Cuando el dedo estaba rígido insensible y fría que apenas podía escribir rodeándolo con un anillo de cuerno. (4) También se quejó de grava, y se sintió aliviado cuando hizo los cálculos para orinar.


LXXXI. Sus enfermedades (1) En el curso de su vida, había algunas enfermedades graves y peligrosos; especialmente después de una presentación de los cántabros. Un desbordamiento de la bilis lo redujo a la desesperación. De acuerdo con el orden de Antonius Musa, siguió el método de azar contrario: en lugar de producto tópico caliente que no tenía nada, recurrió al tópico frío. (2) También hubo enfermedad anual. Su salud casi siempre languideció alrededor del momento del nacimiento. Fue atacado por la congestión pulmonar en el comienzo de la primavera, y el viento del sur hizo que su pesadez de cabeza. También su cuerpo debilitado no tolera fácilmente ni frío ni caliente.


LXXXII. Precauciones para la salud (1) En el invierno, que llevaban cuatro túnicas cubiertas con una bata gruesa, y ropa de lana cálida adornaba su pecho, los muslos y las piernas. En verano, se dormía en una cámara abierta, y con frecuencia en un pórtico hacía que le lanzara deun chorro de agua un esclavo. (2) No podía soportar el sol, incluso el invierno, que se paseaba con el aire abierto su casa, con un sombrero de ala ancha. (3) Él viajaba en una litera, y casi siempre por la noche, en etapas lentas y fáciles, poniendo dos días para ir a Praeneste o Tibur. Cuando pudo llegar a un lugar por mar, prefirió embarcarse. (4) Fue sólo a fuerza de cuidados que apoyó a su mal estado de salud, especialmente rara vez se bañaba. A menudo era el roce y sudando por el fuego; Después se lavaba con agua tibia o caliente en el sol. (5) Cada vez que su condición nerviosa exigió baños de mar o aguas termales de Albula, él simplemente se sentaba en un taburete de madera, una palabra española que llamó "Dureta" y sumergía alternativamente los pies y las manos en el agua.


LXXXIII. Sus ejercicios y las distracciones (1) Inmediatamente después de las guerras civiles, que dieron a los ejercicios de caballos y armas. Primero se los reemplazó con la palma de juego y la pelota. Pero pronto él simplemente camina en una litera oa pie, terminó correr o saltar, envuelta en un paño o una manta. (2) para relajar la mente, a veces estaba pescando el cebo, a veces jugaba a los dados y de nogal con niños pequeños agradables por su figura y su charla, que estaba buscando por todas partes, especialmente moros y sirios. Odiaba enanos y niños falsificados, y de todos los abortos de este tipo: los miraba como fenómenos de la naturaleza y objetos de mal agüero.


LXXXIV. Sus estudios y talentos (1) desde una edad temprana, se aplican con un ardor constante para el estudio de la elocuencia y las bellas artes. Se dice que durante la guerra de Módena, a pesar de la multitud innumerable de su negocio, leía, escribía y recitaba todos los días. (2) En la secuela, nunca habló de la palabra en el Senado o ante el pueblo, o para sus soldados, habría meditado y trabajado, a pesar de que podría participar en la improvisación. (3) Para evitar la exposición a fuera de la memoria, y no perder tiempo en aprender de memoria, que adoptó el método para leer todo. (4) Se escribía con antelación sus conversaciones privadas, incluso aquellos que iba a tener con Livia, cuando circulaban sobre temas importantes, y hablaba de sus notas, por temor a que la improvisación le hizo decir demasiado o demasiado poco. (5) Su pronunciación suave y un sello original seguido de punto a punto el maestro entonaciones. Pero a veces el dolor de garganta le obligó a usar un heraldo arengar a la gente.


LXXXV. Sus obras (1) escribió prosa y muchas obras de diversos tipos. Leyó unos pocos en el círculo de sus amigos que tomaron el lugar del público. Estos son "Las respuestas a Bruto en Cato", que terminó de leer Tiberio, después de haber leído mucho cansa a sí mismo, en un momento en que ya era viejo. Estos siguen siendo "las exhortaciones a la Filosofía" y algunos recuerdos "de su vida," él: dijo en trece libros hasta la guerra de Cantabria. Él no fue más allá. (2) También tocó poesía. ¿Era un panfleto en hexámetros, el tema es, como el título, "Sicilia". Hay otros igualmente breves epigramas, compuestos, que se preocupaba especialmente el baño. (3) Se inició una tragedia Ajax con gran entusiasmo; pero, al no estar satisfecho con el estilo, la destruyó. Sus amigos le preguntó cómo estaba haciendo Ajax. "Mi Ajax, contestó, se precipitó sobre una esponja."


LXXXVI. Su estilo. Su aversión a la investigación (1) Se eligió un tipo de escritura elegante y templado, en la medida de la ostentación que bajeza, y, como él mismo dice, el mal olor de los términos obsoletos. Esto se aplica especialmente para expresar claramente su pensamiento. (2) Para lograr este objetivo con mayor facilidad, de sobra el lector o el oyente confusión y vergüenza, que no tenía miedo a añadir a las palabras preposiciones, conjunciones y, a menudo dobles y sacrificando a través claridad. (3) Enemigo del neologismo y arcaísmo, se encontró con que sus seguidores estaban pescando por dos excesos contrarios. Atacó especialmente su querido patrón se mantuvo burlas y la falsificación! trenzas son perfumadas. (4) Él no escatimó ni a Tiberio, gran amante de los términos oscuros y edad. (5) Culpó Antoine en su manía de escribir cosas que es más fácil de admirar que entender; y, bromeando acerca de la excentricidad y la inconstancia de sabor en la oratoria, escribió, "Usted oscilar entre Annio Cimber y Veranio Flaco como plantillas de estilo que no sabemos si vamos a usar las palabras Crispo Salustio aprendió. los "Orígenes" de Cato, o tendrá que pasan en nuestro idioma abundancia estéril y prolijo de los hablantes de Asia ". (6) En otra carta alabó el espíritu de su nieta Agripina, y le dijo: "Ten cuidado especialmente al escribir o hablar con la investigación."


LXXXVII. Sus expresiones (1) se ve en sus cartas autógrafos algunas frases notables que eran familiares a hablar. Por ejemplo, quiere caracterizar los morosos, dijo "que tendrán que pagar por tiempo indefinido." Que se comprometan a apoyar el actual estado de cosas lo que fuera, dijo: "Hagamos entonces que Cato." Para expresar cuán rápido se hizo una cosa, dijo: "En menos tiempo del que se necesita para cocinar espárragos." (2) Por lo general se llama un tonto "baceolus". Para especificar el color marrón, se sustituye "pulleiacus" a "pullus". En lugar de la palabra "cerritus" furioso, puso "vacerrosus". No dijo "Me llevo mal", pero "me pongo mi vaporosamente". En lugar de languidecer "lachanizare", utilizó el término "betizare". Dijo que "simus" para sumus "y el genitivo singular" domos "para" domuos. "Nunca escribió estas palabras de otro modo para hacer creer que se trataba de un hábito en lugar de un fallo. (3) En su manuscritos, me di cuenta especialmente que no se separó de las palabras y en lugar de rechazar las letras excédantes en línea, los colocó debajo de la palabra, rodeándolos de un derrame cerebral.


LXXXVIII. Su ortografía (1) Lejos de seguir exactamente los principios y las reglas ortográficas establecidas por los gramáticos, parece haber sido más bien la opinión de los que piensan que debemos escribir en estos momentos. (2) En cuanto a las letras y sílabas que intervertissait o que eso ocurra, esto es un defecto común con todo el mundo. Ni siquiera hablar, así que me sorprendió que los historiadores informan que reemplazó el teniente de un cónsul, con el pretexto de que era tan ignorante y grosero, que había escrito "IXI" para "ipsi". (3) Cuando escribió en las figuras, se utiliza el B a A, C a B, y así sucesivamente para las otras letras. En su lugar, puso dos zetas.


LXXXIX. Su conocimiento del griego. Su benevolencia para los escritores (1) Él también estaba fascinado por las letras griegas, (2) en el que destacó. Tenía que dominar la elocuencia Apolodoro de Pérgamo. En su juventud se había llevado con él, a pesar de su edad, de Roma a Apolonia. Se adquirió una gran cantidad de conocimiento en la sociedad Areo el filósofo y su hijo Dionisio y Nicanor. Sin embargo ni siquiera habla griego con fluidez, y se aventuró ninguna composición en ese idioma. Cuando las circunstancias lo requieren, escribió en latín, y lo dio a traducir a otro. (3) La poesía griega no era totalmente ajena. Tomó un placer particular en la antigua comedia, y que a menudo se representan las partes. (4) Lo que estaba buscando la mayor cantidad en los autores griegos y latinos, que era preceptos y ejemplos útiles para la vida pública o privada. Copió palabra por palabra, y los envió por lo general ni sus administradores domésticos o los líderes de los ejércitos y las provincias, los magistrados de Roma, según sea necesario tenían que hacerlo. (5) Hay libros que leyó en su totalidad en el Senado, y le dijo al pueblo por decreto, tales como el habla Metelo "en la repoblación", y los de Rutilio en "orden edificios". Él quería demostrar allí, no porque él fue el primero ocuparon estos objetos, pero el primero ya se había tomado en serio. (6) Se dio aliento a todo tipo de genios de su edad. Me escuchó con paciencia y simpatía todas las lecturas no sólo gusanos e historias, pero los discursos y diálogos. Sin embargo no le gustaba que nadie se toma el tema de la composición, a menos que se tratara de los más grandes maestros, y que estilo era grave. Se recomienda a los jueces para no sufrir su nombre para ser empañada en las luchas literarias.


XC. supersticiones

Aquí es lo que se refiere a sus supersticiones. Los truenos y relámpagos causaron su miedo sosteniendo la debilidad; y para preservar, siempre llevaba una piel de becerro marino. En la aproximación de una tormenta, se retiró a un lugar secreto y se inclinó, debido a un rayo en una marcha nocturna, había una vez aterrado, como hemos dicho anteriormente.


XCI. Sus sueños (1) Él fue muy atento a sus propios sueños y los de los demás, si es que lo observaban. En la batalla de Filipos, había decidido no salir de su tienda a causa del mal estado de su salud. El sueño de uno de sus amigos le hizo cambiar de resolución, y se encontró bien; debido a que se haya adoptado en su campo, que el enemigo se lanzaría en tropel contra su litera, la atravesó y la rompió en pedazos, como si no hubiera estado. (2) En la primavera, vio a miles de fantasmas de miedo y vanas quimeras. El resto del año, se le negaron sus visiones y fueron menos frívolas. (3) Cuando asiduamente frecuentaba el templo de Júpiter Tonante, soñó que Júpiter Capitolino se quejaba de que separaba de sus fieles, y él respondió que era culpa de Júpiter Tonante que lo utilizaban como guardián . Como resultado, colgó las campanas en el ático del edificio, como se suele poner en las puertas. (4) También se basó en un sueño, para un día del año, pedir limosna a la gente mediante la presentación de la palma de su mano.


XCII. Su fe en los presagios (1) Había ciertas auspicios y algunos presagios que consideraba infalible. Si la mañana a mal herrado, o si él puso el pie izquierdo del zapato del pie derecho, que era una mala señal. Cuando él se iba para un largo viaje desde tierra o por mar, si se caía por el rocío, que era una buena señal de que anunció un retorno rápido y seguro. (2) Fue particularmente golpeado con ciertos fenómenos. (3) que llevaba en "patio cuneta" cerca de sus dioses de la casa, y que había crecido con gran cuidado una palma nacido fuera de su casa entre dos piedras. (4) En la isla de Capri, las ramas de un viejo roble, lánguida y se inclinó hacia el suelo, se levantó de repente a su llegada. Se sintió tan gran alegría, que intercambió con la República de Nápoles 1'Ile de Capri a la de Enarie. (5) También tuvo escrúpulos unidos a ciertos días. Nunca se inició el siguiente día de mercado, y no comenzó el día en ningún caso grave de monjas. En esto, dijo en una carta a Tiberio, que no impediría la influencia fatal del nombre.


XCIII. Su distinción entre las diversas religiones (1) como para los ritos extranjeros, que tenía el mayor respeto por aquellos que eran ancianos y aprobados por los romanos; despreciaba a todos los demás. Iniciado en los misterios de Atenas, que tenía un día él estaba sentado en Roma, se pronunció sobre los privilegios de los sacerdotes de Ceres ático; y a medida que avanzaban algunas cosas que deben permanecer en secreto, envió a sus ayudantes y todos los presentes, y sólo oyó hablar del caso. (2) Por otra parte, en su viaje a Egipto, que no siquiera se volvió para ver el toro Apis, y alabó a su pequeño hijo Caius esta cruzando Judea, se había abstenido de cualquier homenaje religioso a Jerusalén.


XCIV. Presagios de su futura grandeza (1) Ya que estamos con este tema, no será inútil para informar de los presagios que precedieron a su nacimiento, y los que acompañada o seguida; tienen suficiente para anunciar su futura grandeza y la felicidad constante. (2) Rayo había caído una vez en parte de Velitrae muralla, el oráculo había dicho que un ciudadano de esta ciudad una día sucederán poder soberano. Lleno de confianza en esta respuesta, la gente de Velitrae llevaron a cabo sobre el terreno contra los romanos una guerra obstinada que comenzó de nuevo varias veces, y que casi causó su pérdida. El evento demostró que mucho tiempo después de ver este poder de predicción de Augusto. (3) Julio Marathus informó que, pocos meses antes del nacimiento del príncipe, un prodigio anunciado públicamente en Roma que la naturaleza era obra de un maestro para el pueblo romano, y el senado había prohibido miedo a subir hijos que nacerían en el año; pero esas mujeres estaban embarazadas, interesándose en la predicción, había impedido que el decreto del Senado fue llevado a los archivos. (4) que leo en los tratados de Asclepias de Mendes, "las cosas divinas" qu'Atia ha venido en medio de la noche en el templo de Apolo con el fin de hacer un sacrificio solemne, había puesto su litera mientras otros las PT regresaban; que de repente una serpiente se arrastró hacia ella, y poco después se retiró; y que cuando se despertó se limpió, como si de los brazos de su marido; que a partir de ese momento, ella tenía la huella corporal de una serpiente que no podía siquiera está claro, por lo que ya no apareció a los baños públicos; Finalmente Augusto nació en el mes décimo, y fue en consecuencia para el hijo de Apolo. (5) Atia, antes de dar a luz, soñó que su matriz ascendió a las estrellas, y se cubrió durante todo el cielo y la tierra. Octavio, padre de Augusto, también soñó que el sol salió del vientre de su esposa. (6) Se sabe que el día del nacimiento de Augusto, Octavio, debido al nacimiento de su esposa, fue más tarde al Senado donde se deliberó sobre la conspiración de Catilina, y P. Nigidio después de haber aprendido la causa de la demora, y ser informado del momento en que nació el niño, declaró que había nacido en un maestro del universo. (7) En lo que sigue, Octavio, lo que lleva a su ejército en la parte más interior de Tracia, consultado Baco en su hijo, por lo que es, en el bosque sagrado del dios, las ceremonias de los bárbaros. Los sacerdotes le dieron el mismo horóscopo. Cuando el vino se vierte en el altar, se levantó una gran chorro de fuego, pasó el pináculo del templo, y llegó hasta el cielo. Pero este prodigio había llegado a Alejandro Magno, que se había sacrificado en el mismo altar. (8) A la noche siguiente, le pareció ver a su hijo con sobrehumana grandeza, armado con el trueno y el cetro, que llevaba las insignias de Júpiter, coronado con los rayos en un carro adornado con laureles, y dibujado por doce caballos de blanco deslumbrante. (9) Se lee en las memorias de Cayo Druso, la enfermera Augusto que lo puso en la noche en su cuna en la planta baja, al día siguiente hicimos ya vive allí, y que después de la una larga búsqueda, finalmente encontramos un muy alto volverá su rostro hacia el sol naciente. (10) En cuanto se pudiera hablar, callar las ranas croando en casa de campo de su abuelo, y se dice que desde entonces las ranas no se oyen. (11) a cuatro millas de Roma, en el camino de Campania, mientras comía en el bosque, de repente un águila arrebató el pan que tenía en la mano, y, después de haber volado fuera de la vista regresó lentamente a él. (12) Cuando se había dedicado al Capitolio, Q. Catulo tenía visiones por dos noches. En el primero, vio a un grupo de niños jugando alrededor del altar de Júpiter. El dios dio un aparte, y se coloca dentro de ella la bandera de la República que llevaba en la mano. En el segundo, vio que el mismo niño en el regazo de Júpiter Capitolino; y, como él quería eliminar en el dios opuesto a ella, diciendo que él representaba la defensa del Estado. Al día siguiente, habiendo cumplido Auguste Catulo que no sabía, que parecía sorprendido y dijo que tenía un parecido perfecto para el niño que había soñado. (13) Algunos otros dicen el primer sueño de Catulo. Según ellos, muchos niños pidiendo un tutor a Júpiter, señalaron a uno de ellos que tenían que presentar todas sus demandas ya que lo hizo besar su mano, y luego a la boca. (14) M. Cicéron, acompañando C. César al Capitolio, dijo a sus amigos un sueño que tuvo la noche anterior. Vio a un muchacho joven de una figura distinguida bajado del cielo por una cadena de oro, y se detiene en las puertas del Capitolio, donde Júpiter le había dado un látigo. A continuación, la percepción de repente Augusto, que era desconocido para casi todos los presentes, y que César había llevado con él al sacrificio, Cicerón afirmó que este era el niño que había visto la imagen en su sueño. (15) Cuando Augusto tomó el manto de hombres, su laticlave, de repente desarticulada en ambos lados, se echó a sus pies. Algunas personas llegaron a la conclusión de que con el fin de que esta prenda es se presentará la marca distintiva. (16) Por derribar un bosque a su campamento en Munda, César descubrió una palmera, y se mantiene como un presagio de la victoria. El niño que nació de esta palma tomó tal incremento en pocos días, que no sólo igualado pero cubierto con su sombra la que sostenía el día, y como palomas establecieron su nido, aunque estas aves tienen el mayor repugnancia a un follaje áspera y dura. Este fenómeno era una especie de, digamos, una de las razones que determinaron como César en negarse sucesor que su pequeño hijo Octavio. (17) En su retiro de Apollonia, Augusto montado con Agripa estaba en el observatorio de la devin Théogène. El adivino predijo a Agripa, que consultó la primera, increíble y maravillosa paz. Augusto continuación, se obstinó en no dar a conocer el día de su nacimiento, por temor a ruborizarse y ambos se encuentran muy por debajo de él. Cuando por fin, después de una larga vacilación, había cumplido su petición, Théogène rose a toda prisa y se inclinó a sus pies. (18) Dado que el tiempo de Augusto tenía tanta fe en su destino, publicó su horóscopo, y la medalla de plata acuñada que llevaba el sello de Capricornio, en el que nació.


XCV. Presagios de su futura grandeza. Suite (1) Después de la muerte de César, cuando, a su regreso de Apolonia, que entró en Roma, vieron repentinamente un cielo puro y sereno, un cielo semejante círculo del arco iris, envolvente el disco del sol, y un rayo de huelga intervalos monumento Julie, la hija del dictador. (2) En su primer consulado, mientras que consultó los augurios, doce buitres se le aparecieron como Romulus, y mientras se inmoló víctimas, los hígados se Descubierto al menos fibra. Por la admisión de todos los adivinos, fueron los presagios grande y feliz para.


XCVI. Presagios de sus victorias (1) Diré más: Augusto previó el resultado de todas estas guerras. Cuando las tropas de los triunviros estaban acampando cerca de Bolonia, un águila se posó en su tienda, se puso en dos cuervos que hostigaron a la derecha ya la izquierda, y derribó. Todo el ejército llegó a la conclusión de que la discordia dividir un día los líderes, como ocurrió de hecho, y lo alimentan previó el resultado de sus disputas. (2) En Filipos, una tesalio le dijo que la victoria por parte de Jules César, cuya imagen había aparecido de una manera indirecta él. (3) Cerca de Perugia, como el sacrificio no tuvo éxito, Augusto aumentó el número de víctimas. Pero los enemigos en un ataque repentino, se llevaron todo el aparato de sacrificio. Los presagios acordaron entonces a creer que todos los peligros y cada desgracia que acababa de ser anunciada al cura caerían sobre los que tenían las entrañas de las víctimas; y el evento justifica la predicción. (4) El día antes de la batalla naval frente a las costas de Sicilia, que estaba caminando en la orilla. Un pez saltó fuera del agua y cayó a sus pies. (5) En cuanto a la batalla con Actium se encontró con un asno y burro; uno se llamaba Eutico ( "feliz"), el otro Nicon ( "ganador"). Cuando él había ganado la victoria, se erige tanto a una estatua de bronce en el templo construido en el lugar de su campamento.


XCVII. Presagios de su muerte y su apoteosis (1) Su muerte, al que me referiré más adelante, y su apoteosis también se dieron a conocer por los signos evidentes. (2) Mientras estaba ocupado el cierre de una araña en el campo de Marte en la presencia de una gran multitud de personas, un águila voló varias veces alrededor de él, y luego va al templo cercano, posado -Dessus la primera carta que fue grabado el nombre de Agripa. Golpeado por este espectáculo, Augusto ordenó a su colega Tiberio a los votos que estamos acostumbrados a hacer para la próxima brillo. Aunque las fórmulas ya fueron escritos y listo, se negó a iniciar lo que no podía lograr. (3) Casi al mismo tiempo, un rayo cayó sobre el registro de su estatua, y tomó la primera letra de su nombre. El oráculo respondió que iba a vivir más de cien días, muchos marcada con la letra C, y que iba a ser deificado, porque Esar, que era el resto de su nombre significa "dios" en el lenguaje etrusca. (4) Se estaba preparando para enviar a Tiberio en Iliria, y que lo acompañe a Benevento. Pero viendo no deseado retenido por la presentación del juicio a prueba, alzó la voz (y esto fue incluso clasificado entre los presagios) que cuando todos se reúnen para detenerlo, él no permanecer más tiempo en Roma. Por lo que comenzó y fue primero a Astura. Allí, aprovechando un viento favorable, navegó la noche, contra su costumbre. Su enfermedad final comenzó con un flujo de vientre.


XCVIII. Su última enfermedad (1) no menos viajó a la costa de Campania y las islas vecinas. Se quedó cuatro días retirados en Capri, en un centro de ocio completo y todos los placeres de la intimidad. (2) Al pasar cerca de la bahía de Pozzuoli, pasajeros y marineros de un barco de Alejandría, que acababa de llegar, se puso contra él en ropas blancas y coronado de flores, incienso ofrecido a él, y, mezclándose con sus más nobles elogios de paz deseos, se pusieron a gritar: "Le debemos nuestra salvación, nuestro comercio, nuestra libertad y toda nuestra propiedad". (3) Ravi estas manifestaciones, ha dado a todos sus séquito de cuarenta piezas de oro, y les hizo prometer bajo juramento que iban a comprar con este dinero que mercancía Alejandría. (4) también emplearon los siguientes días para distribuir, entre otros pequeños regalos, togas y túnicas, con la condición de que los romanos hablar y vêtiraient como griegos, griegos y romanos imitar el. (5) Se complace en observar los adolescentes, de acuerdo con una institución antigua, eran lo suficientemente numerosos como para Capri. Se les sirvió una comida en su presencia, e incluso permitiendo que tengan que entregar hasta la alegría, y arrachassent frutos de fuerza, platos y otras cosas que los envió. Por último, se entregó a todo tipo de diversiones. (6) Se llama Apragopolis (ciudad de inactividad) la cercana isla de Capri, a causa de la pereza de los de sus seguidores que se había retirado. Se utiliza para llamar ktistès o fundador de la isla, Masgaba, uno de sus favoritos. (7) Este Masgaba había muerto hacía un año. Augusto vio a su comedor a una gran multitud de pie con antorchas a su tumba, dijo en voz alta a improvisó: Veo la tumba del fundador de fuego.

Y, volviéndose a Trasilo, que se adjunta al servicio de Tiberio, y su vecino de mesa, que no sabía lo que era, le preguntó si conocía al autor de este verso. Mientras Thrasyllus dudó, sin embargo, Augusto era la siguiente:

Ves Masgaba de las antorchas de honor?

Luego repitió la pregunta a su vecino, (8) responde que, cualquiera que sea el autor, estos gusanos fueron excelentes. Augusto se rió, y se entregó a un millar de chistes. (9) Pronto se trasladó a Nápoles, y aunque estaba más o menos molestados de dolor intestinal, asistió a los juegos quinquenales instituidos en su honor; luego se fue con Tiberio para el enlace a su destino. (10) Pero, a cambio, sensación de malestar, se vio obligado a ir a la cama a Nola. Lo hizo volver Tiberio, el largo hablado en secreto, y puesto que ocupó cualquier negocio serio.


XCIX. Su muerte (1) En su último día, les preguntó de vez en cuando si la condición ya ocasionó el rumor fuera. Mandó llamar a un espejo, la fijación del cabello y reparar la piel. Entonces, después de haber recibido sus amigos, se le preguntó si parecía haber jugado bien el drama de la vida, y ha añadido esta final: Si usted ha tomado el gusto a estas relajaciones, no se niegan sus aplausos. (2) Por tanto, teniendo despedido a todos, incluso hizo algunas personas que llegaron en Roma en la enfermedad de la hija de Druso, y de repente se expiró en medio de los abrazos de Livia, pronunciando estas palabras: "Adiós, Livia : Recuerde nuestra unión, adiós ". Su muerte era dulce, y como siempre había deseado; (3) porque, cuando oyó que alguien había muerto de manera rápida y sin dolor, que quería para sí y su familia una final similar, el uso de la palabra griega eutanasia. (4) Se dio solamente una señal de locura antes de exhalar su último. Llenos de terror repentino, se quejó de ser eliminado por cuarenta jóvenes. Incluso fueron más bien un presagio de que la falta de espíritu; porque había la misma cantidad de soldados para llevar a donde está expuesto.


C. Su funeral (1) Murió en la misma habitación que su padre Octavio, en el consulado de Sexto Pompeyo y Sextus Appuleius, 19 de agosto a la hora novena del día, por lo menos setenta y seis y media cinco días. (2) decuriones de municipios y provincias llevaron su cuerpo a Nola Bovillae durante la noche debido al calor de la temporada. El día que presentamos las basílicas en las ciudades o en los principales templos. (3) Bovilles, caballeros llegó a tomarlo y lo llevó a Roma, en donde le pusieron en el pasillo de su casa. (4) El Senado se mostró celoso de celebrar su funeral de gloria y de su memoria. En medio de diversas propuestas hechas sobre este tema, algunos querían el convoy que pasar por la puerta triunfal, precedido por la estatua de la Victoria que adorna la sala del Senado, mediante la ejecución de cantos fúnebres por el hijo y las hijas de los principales los ciudadanos. Otros consideraron que el día de su funeral, anillos de hierro fueron sustituidos por anillos de oro. Algunos pidieron que sus cenizas fueron recogidas por sacerdotes colegios superiores. (5) Un senador propone transferir en septiembre el nombre de Augusto, porque nació en ese mes y murió en la otra. Otro quiso ser llamado "siglo de Augusto" todo el espacio de tiempo transcurrido desde su nacimiento hasta su muerte, y para incluir bajo este título en los anales. (6) Se ponen límites a estas distinciones. Tiberio oración fúnebre delante del templo de Jules César; y Druso, hijo de Tiberio, pronunció en otro antes de la vieja tribuna. Senadores lo llevaron sobre sus hombros a los Campo de Marte, donde fue colocado en la pira. (7) Un hombre que había sido pretor, no dejó de jurar que vio la imagen de Augusto elevar la participación hasta el cielo. (8) Los principales de la orden ecuestre llevaron túnica, sin cinturón y descalzos recogieron sus restos, y los pusieron en una tumba (9) que se habían erigido durante su sexto consulado entre el Tíber y la Vía Flaminia, que abrió al público con arboledas arboledas y caminos.


CI. Su voluntad (1) Hizo su voluntad en el consulado de L. Plancus y C. Silius, 3 de abril de un año y cuatro meses antes de su muerte. Esta habitación estaba dividida en dos partes, una de las cuales fue escrito por él mismo, el otro para la mano de sus libertos Polibio y Hilarion. Fue traído por el Vestales en el que se presentó, y otros tres paquetes también selladas. El conjunto se abrió y leyó en el Senado. (2) la institución de primera línea media Tiberio, más un sexto y un tercio Livia, ordenándoles que llevará su nombre. Llamó en su defecto, Druso, hijo de Tiberio, un tercero, y para el resto Germánico y sus tres hijos varones. Se llama tercer orden muchos de sus parientes y amigos. (3) Se fue el pueblo romano cuarenta millones de sestercios, y tres millones quinientos mil tribus; cada soldado de la guardia pretoriana sestercios; cada una de esas cohortes urbanas quinientos, y esas legiones, trescientos. Esta cantidad debía pagarse en el acto, porque siempre había guardado en el tesoro. (4) Todavía había varios legados, algunos de los que ascendieron a dos millones de sestercios. Dio un año a pagar por ellos, pidiendo perdón en la pequeñez de su patrimonio, y afirmando que sus herederos sólo disfrutarían de ciento cincuenta millones de sestercios, aunque en el transcurso de los últimos veinte años, había recibido cuatro mil millones por la voluntad de sus amigos. Añadió que la suma total, junto con dos de herencia y otras propiedades paternos, había sido utilizado para la república. (5) defendida en la muerte de los dos julios, hija y nieta, que se colocaron en su tumba. (6) tres paquetes sellados, uno pedidos para su entierro contenían; el otro, un resumen de sus acciones, hechos para ser grabada en tablas de bronce delante de su mausoleo; el tercero era una presentación de la situación del imperio. Se mostró cuántos soldados estaban por todas partes en los brazos. cuánto dinero estaba en el tesoro, así como en los diversos casos y cuáles fueron los atrasos de los ingresos públicos. (7) Augusto también había marcado los nombres de los esclavos y libertos a las que uno podría pedir la cuenta.

Suetonio las vidas de los 12 césares

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